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¿Qué es una exposición?

Por Esteban Maciques Sánchez.

Ángela García Blanco con el título de su libro La exposición, un medio de comunicación (1999), la define precisamente desde el punto de vista de su función y finalidad. Sirve para comunicar un contenido, sea este histórico, estético o artístico, literario, científico, técnico, cultural, en una palabra.

No sólo por su contenido, sino también por la infinidad de maneras en que este puede aparecer, la exposición es "multiforme", depende de los objetivos que persiga la muestra de ese contenido, de la idea que los vertebre, del diseño y de la concepción de su montaje (museografía); de los objetos y de los medios de que se dispongan para presentarlos, para hacerlos entender (luz, distribución, color, textos…); depende también del espacio y la posibilidad que este brinde para la presentación.

Por estas razones, la autora antes mencionada explica que "La exposición es un fenómeno único que se presenta siempre distinto" (García Blanco, 1999, p.59).

La concepción de la exposición como medio supone la presencia de un emisor y de un receptor: EMISOR—EXPOSICIÓN/MEDIO—RECEPTOR

El EMISOR como el equipo que produce y concibe la EXPOSICIÓN, que es el medio concebido para el RECEPTOR, el público (Hall, 1987). De ninguna manera debe confundirse en este planteamiento al PÚBLICO-RECEPTOR con un RECEPTÁCULO o destinatario pasivo de la información que porta el medio que es la exposición.

Aunque más adelante volveré sobre cómo concebir la exposición, creo que es necesario anticipar que debe entenderse casi como algo biológico, quiere decir, vivo. Y la gracia de la vida la adquiere en su contacto con el público. De esta manera el MEDIO DE COMUNICACIÓN es también un MEDIO DE CULTIVO, valga la definición, culturalmente hablando.

Para que la exposición sea, exista, se tiene que cumplir lo que dice la canción de Serrat:

Todo está listo: el agua, el sol y el barro,
Pero si falta usted, no habrá milagro.

Ahora bien, no basta con la presencia del público para que ocurra el "milagro", los ingredientes que la configuran tienen que responder con eficacia a una "fórmula mágica", que tiene que ver con la CONCEPCIÓN y la REALIZACIÓN de la exposición en relación con el visitante.

La posibilidad que tiene la exposición de ser cambiante se aprecia, incluso, en las itinerantes. La muestra varía de un montaje a otro en dependencia de la sala que la acoja, de su integración o no dentro de algún programa de interés, de su ampliación en relación con este programa, etc.

Un ejemplo claro de esto lo tenemos en la exposición "Rodrigo Gil de Hontañón. Un arquitecto entre el Gótico y el Renacimiento". La conmemoración del 500 aniversario de su nacimiento no se realiza de igual manera en el montaje de Leganés, que en el de Rascafría. En este último pueblo nació el arquitecto, por lo que, además de la inclusión de visitas guiadas de manera especial, el peregrinar al Arco del Patio de las Cadenas, en el que intervino la familia Gil de Hontañón, del Monasterio del Paular, es un elemento excepcional que entra a formar parte de la exposición. El prior del Monasterio ofrece, con motivo de esta conmemoración, una explicación especial, para grupos organizados, al mencionado arco. Por tanto, la misma exposición es, en estas dos ocasiones, diferente.

Aunque nos hemos referido a la exposición desde el punto de vista de su contenido y finalidad, de su organización y de su cambiante presentación, aun no la hemos definido esencialmente. Esto se ha debido a que su esencia está muy condicionada por los anteriores elementos que la conforman.

Entonces, ¿Qué es?

UNA EXPOSICIÓN ES UN DISCURSO RAZONADO DE OBJETOS, QUE DISCURRE SEGÚN UN TEMA Y DE UNA MANERA, CONCEBIDO PARA LA COMUNICACIÓN Y LA INTERACCIÓN CON EL PÚBLICO.

De esta definición se podría pensar que "escapa" la exposición que gira alrededor de un objeto, pero, aun en este caso, será necesario un discurso razonado, que comprenderá dicho objeto, y estará (discurso y objeto indisolublemente unidos) en función de un tema o idea.

Las colecciones de objetos, precursores de los Museos actuales, las Cajas de Maravillas, repletas de piezas raras y valiosas, tienen un valor en sí mismo, como colección, más que como exposición. Por tanto, podemos hacer una distinción entre ellas. De manera simplificada podemos decir que "la colección" se queda en el "objeto en sí", apunta al valor que tiene el objeto por su carácter excepcional. En cambio, "la exposición" atiende al sentido de organización de los objetos, y su valor radica en la comunicación que estos son capaces de establecer. Pero, como las colecciones han sido puntos de partida de los Museos actuales, podemos entender de qué manera, a partir de estas colecciones se pueden conseguir exposiciones.

Incluso, algunas colecciones se exponen porque trascienden el mencionado valor en sí.

La palabra EXPOSICIÓN, del latín ex ponere, tiene en su significado originario el sentido de poner/posición (positio) un objeto u objetos en un determinado orden, con una procedencia, origen o secuencia (ex). Por lo que en la etimología de la palabra, sobre todo por la presencia de la preposición ex, se indica punto de partida del movimiento, la salida del interior de un objeto; expresa relaciones de procedencia, o de dónde viene o sale una cosa. La etimología de "exposición" nos indica la esencia de lo que aquí entendemos por tal, "salida de un objeto", y nos subraya su diferencia de lo que llamamos "colección". La exposición es la presentación de algo que resulta de un ordenamiento, que tiene un hilo conductor. Los escalones, enlaces, bases de este hilo conductor, llenos en sí mismos de sentido, son los objetos. Y bajo la definición de "objeto" cabe todo aquello que sea exponible.

Cuando se dice "discurso razonado de objetos" se atiende a un doble hecho: primero, los objetos aparecen ordenados de acuerdo con una lógica, con un sentido, con una idea a transmitir (se podría decir: discurso razonado con objetos), es lo que ha permitido discriminar, priorizar, ordenar jerárquicamente o por el contexto. Todo esto está incluido en la CONCEPCIÓN de la exposición; segundo, los propios objetos contienen una idea -la significación del objeto- que, en su relación, estructuran un discurso. De la armonía de este doble "discurso" -que ha atendido a una idea conductora o tema, y que se ha conseguido de una determinada manera- depende la efectividad del mensaje que se pretende transmitir con la exposición. La forma de conocer si el mensaje de la exposición ha sido efectivo sólo puede comprobarse, evaluarse, en relación con la actividad del público que la visita.

Madrid, 2000-2005. arriba

Fuentes.

GARCÍA Blanco, Ángela (1999): La exposición, un medio de comunicación. Ed. AKAL, Arte y Estética, Madrid.
HALL (1987): On display. A design grammar of Museums exhibitions, Lund Humphries, Londres.

 

 
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© Marlene García 2003 para José Ramón Alonso