-2023- Relaciones geográficas de los Siglos XVI-XVII. Espacios y conocimiento de Indias./ Por Dr. Pablo J. Hernández González.

La necesidad política de administrar vastísimos territorios ultramarinos gravitó desde los inicios del siglo XVI sobre la corona de Castilla, a cuyo patrimonio espacial quedaban adscritos. Las distancias oceánicas, la magnitud de los escenarios y la diversidad de gentes, organización y recursos naturales, hicieron una empresa realmente épica el asegurar el control físico y establecer las instituciones peninsulares que fundamentarían la obra de colonización de las Indias. Desde los más tempranos momentos de la dominación castellana, fluyeron hacia Sanlúcar, Sevilla y Valladolid, numerosas cartas de relación, memoriales e informativos pletóricos de noticias, cifras y rasguños cartográficos que pretendían informar a la Corona, y luego al Consejo de Indias, de las potencialidades de las nuevas adquisiciones americanas. Los cronistas y cartógrafos de la Corte tendrán a su cargo la labor de la documentación geográfica y etnográfica, militar y financiera, judicial y marítima, desde los tiempos iniciales del reinado de la Casa de Austria, en particular por disposiciones de Carlos I, en la tercera década del siglo XVI. La masa documental y cartográfica acumulada a lo largo de los dos siglos subsiguientes constituye un insustituible venero de datos primarios que ningún investigador americanista puede eludir, si es que pretende aportar alguna novedad interpretativa al devenir de las sociedades y el ambiente indiano de tales tiempos. (Texto completo)

-2018- Otra vez sobre los aborígenes cubanos./ Por Waldo Acebo Meireles.

Confieso que siempre me produjo profundas dudas el aceptado “hecho” de la total, o casi total, extinción de los aborígenes en Cuba. Me preguntaba, ¿qué armas de exterminio masivo utilizaron esos malvados conquistadores? Las frecuentes y admitidas explicaciones incluían: las enfermedades traídas por los europeos y para las cuales no estaban preparados los vírgenes sistemas inmunológico de los aborígenes; las hambrunas provocadas por el abandono de los cultivos ya que los aborígenes se vieron obligados al lavado de oro en los ríos; los maltratos y el exceso de trabajo en personas no acostumbradas a tan agobiantes tareas; los suicidios, más o menos masivos, que diezmaron la población; y más o menos otros dos o tres razonamientos que, francamente, nunca me convencieron del todo. Con el correr del tiempo aparecieron otros elementos: el bajo índice de fertilidad y natalidad, fenómeno que ocurre, sin una explicación convincente, en los grupos humanos y sociedades expuestas a situaciones extremas y junto con ello el también terriblemente bajo índice de supervivencia de los nacidos vivos. Sin lugar a dudas que todos esos factores ejercieron una negativa influencia en la demografía de los aborígenes y de seguro que sus consecuencias fueron la de diezmar catastróficamente la población indígena. Pero los ejemplos históricos de otros muchos lugares en la América y el resto del mundo colonial no confirman esos resultados apocalípticos, ese genocidio total aceptado sin ningún recelo por los historiadores, la “leyenda negra” admitida y mantenida, sin el menor análisis. (Texto completo)

-2018- Topónimos antiguos de un viajero: Alonso Gregorio de Escobedo./ Por José Antonio García Molina.

Aún es muy poco conocido que a fines del siglo XVI, exactamente en 1587, un fraile andaluz de la orden de San Francisco anduvo dando tumbos por nuestras tierras antillanas, vapuleado por asaltos de corsarios y piratas, tratando de llegar a su destino final: La Florida. Asimismo, es igualmente ignorado que ese viaje accidentado, el cual le obligó a hacer escalas más o menos prolongadas en La Española y en Cuba, convirtieron a Escobedo en el primer cronista en verso no sólo del mundo antillano, sino especialmente de Cuba. (Texto completo)

-2011- Reliquias indias e indígenas españolados en documentos cubanos del siglo XVIII./ Por Dr. Pablo J. Hernández González.

Con el devenir del siglo XVIII, en especial durante su segunda mitad, se puede testimoniar un redescubrimiento intelectual del Nuevo Mundo para los científicos y viajeros europeos. El interés de los ilustrados en las cosas de América se extendió a ambas orillas del Atlántico, revalorizando tanto las venerables referencias de los cronistas de la conquista como las novedosas observaciones etnográficas y naturalistas de los viajeros contemporáneos. Los estudios de la especie humana y las teorías sobre su origen, variaciones locales y peculiaridades culturales estaban lo suficientemente extendidos para que su influencia se sintiera en las tierras americanas, en especial con respecto a los orígenes del hombre americano y los procesos de poblamiento continental, manifestados en la diversidad de grupos sociales, extintos o modernos, que moraban los variados nichos climáticos del Nuevo Mundo. Para entonces, los materiales culturales indígenas americanos eran comunes en los gabinetes de antigüedades de Europa, y no faltaron tempranos estudios comparativos de artefactos etnográficos colectados por exploradores y misioneros en América, que sirviesen como referencia comparativa con las evidencias culturales prehistóricas europeas que se identificaban entonces. (Texto completo)

-2008- Dos estimados, una crisis y varias incertidumbres: Cuba, noviembre-diciembre de 1958./ Por Pablo J. Hernández González.

El 26 de agosto de 1958 el doctor José Miró Cardona, coordinador y secretario general del recién pactado Frente Cívico Revolucionario, que representaba una concertación de esfuerzos tácticos de los principales grupos revolucionarios cívicos e insurreccionalistas al interior y exterior de Cuba y que se enfrentaban al gobierno y fuerzas armadas que acaudillaba Fulgencio Batista, envió una emotiva carta al presidente D. I. Eisenhower, solicitando una revisión de la política cubana de la Casa Blanca. El documento asumía como referente las declaraciones que Miró calificaba de “conceptos de reafirmación democrática” del ejecutivo norteamericano, y por otro lado lamentaba la completa indiferencia de las organizaciones internacionales regionales como la Organización de Estados Americanos ante la violación del gobierno de Cuba de muchas de las obligaciones contractuales internacionales en materia de derechos humanos. Tal dejadez no podía menos que alentar a las autocracias existentes y abrir posibilidades a futuras. Con todas sus contradicciones, las actitudes hispanoamericanas creaban menos obstáculos a la solución definitiva de la situación de conflicto civil en Cuba que ciertas políticas de la administración Eisenhower. En efecto, Miró Cardona señalaba como una de las causas del recrudecimiento del enfrentamiento entre el gobierno batistiano y las diversas organizaciones insurreccionales, el mantenimiento de la misión militar norteamericana adscrita al comando de las fuerzas armadas cubanas. Formalmente invocando la opinión del Frente Cívico, Miró sostenía que no retirar las misiones militares de la Isla evidenciaba una forma de intervención que favorecía las fuerzas malévolas que destruían la nación. Y cerraba su apelación con una cita casi premonitoria de una victoria costosa: “…sin el sentimiento de complacencia por parte de otros gobiernos democráticos, la lucha sería más corta…”. Aunque la misiva fue recibida en la Casa Blanca y remitida al Departamento de Estado para las apropiadas acciones y réplica, que contra las expectativas de Miró resultó tardía y desconsoladora por la interpretación legalista de los asuntos en cuestión, el curso de los acontecimientos cubanos tomaba un sesgo entre los días finales de agosto y los inicios de noviembre como para motivar la atención de varias agencias de gobierno, inteligencia y fuerzas armadas de los Estados Unidos, con la consecuente emisión de dos estimados confidenciales, uno en 24 de noviembre y otro en 16 de diciembre, con interesantes percepciones de la situación isleña y que, ya desclasificados y con medio siglo casi de existencia, son el objeto de nuestro estudio. Los dos documentos, que estimamos inéditos hasta ahora, pertenecen a las series de estimados nacionales de inteligencia, de categoría especial, sometidos por el director de la Agencia Central de Inteligencia, tras sesiones con representantes de varias oficinas relacionadas con el asunto. (Texto completo)

-2008- Guerras africanas de Cuba 1963-1977./ Por José Ramón Alonso Lorea.

Cuando leí estos artículos del profesor e historiador Pablo J. Hernández González quedé gratamente impresionado por la cantidad y calidad de información que manejaba. Yo accedía por primera vez a una narración histórica negada a tres generaciones de cubanos. Me asegura el historiador que estas posibilidades temáticas son su “contribución a desgastar el cómplice silencio de la historia y propaganda oficiales que vocean los progres occidentales desde los prejuicios de su confort, aun tantos años después”. Este conjunto de textos, me dice, “forma parte de ese ajuste de cuentas con los que han marcado, desde la insensibilidad y egolatría, nuestras generaciones”, y “les he dado su espacio tras experimentar cómo la desinformación y distorsión del regimen ha calado en percepciones de estos países democráticos y desmemoriados”, con lo cual, concluye, “provocaremos alguna urticaria ideológica adicional en la batalla de ideas”. Definitivamente, Guerras africanas de Cuba 1963-1977 es una parte de nuestra historia reciente que deseábamos conocer. A través de estos textos se puede estudiar, además de las estrategias metodológicas utilizadas por el autor (el historiador), las graduales políticas cubanas en torno a África y su materialización, así como los graduales efectos nacionales e internacionales de estas políticas. Los propios textos y documentos consultados por el autor confirman esa tesis de “alta política” y de “estrategia global”, donde el estado y los recursos de toda clase se convierten en fichas sobre el tablero del juego militar. (Texto completo)

-2007- Nieve sobre la arena. A cuatro décadas de la Guerra de Junio de 1967./ Por Pablo J. Hernández González.

En el aeropuerto de Luxor, Alto Egipto, y sobre un discreto pero cuidado trozo de césped, tres aviones de combate MiG de manufactura soviética se exhibían a modo de museo al aire libre, como recuerdo de otros tiempos y afinidades en aquellas tórridas comarcas africanas. Las marcas egipcias sobre el fuselaje de los cazas de manufactura moscovita evocaron en mí las singulares simbiosis de la historia de nuestro tiempo y las disparidades convertidas en convite oportuno. Para el Soviet, a mediados de la década de 1950, cuando se dio la ocasión a orillas del Nilo, Egipto representaba la posibilidad de proyectarse mas allá de la tradicional esfera del sudeste europeo hacia el Mediterráneo africano, de considerable significado estratégico en su disputa con las potencias occidentales y la percepción de seguridad de la Unión Soviética. La posibilidad de estar presente en una región pródiga en hidrocarburos tanto como en efervescencia nacionalista, y explotar el momento, resultaba congruente y deleitosa para la confesada intención oportunista del régimen kruschovista en las periferias del hemisferio norte. Adelantar la influencia rusa con créditos a 2.5% era tan factible como con asesores militares y “transferencia” de tecnología militar. (Texto completo)

-2006- El primer escarceo: encuentro cubano-sudafricano en Norton de Matos, octubre de 1975./ Por Pablo J. Hernández González.

Resulta difícil no admitir que, en contraposición a las cronologías ajustadas por los historiadores que siguen la tesis de La Habana, los cubanos eran perceptibles empleando Brazzaville como tránsito a Angola desde julio de 1975, y que la escalada de la introducción de tropas de combate en la guerra civil angoleña ya estaba en marcha. El monto definitivo de la operación logística cubana sugiere que los preparativos de toda la empresa, por su complejidad y riesgos, deben haberse comenzado a concebir tan temprano como mayo de 1975. Aquellos investigadores afines a las interpretaciones del estado que han pretendido escribir la versión oficiosa del conflicto, parecen igualmente ignorar el episodio de Norton de Matos; este incidente inicial se considera como la primera acción de combate convencional en que tropas terrestres sudafricanas se vieran envueltas desde el final de la segunda guerra mundial y también el prístino contacto con elementos de las fuerzas armadas cubanas durante la contra intervención en Angola. (Texto completo)

-2006- Pretorianos de la Revolución Africana: Cuba y Congo Brazzaville, 1964-1970./ Por Pablo J. Hernández González.

La prueba de los pretorianos en Brazzaville vendría a escasos meses de estar acantonados en aquellas latitudes ecuatoriales. Su presencia seria determinante en la defensa del gobierno de Massemba-Debat y sus seguidores frente a un sorpresivo pronunciamiento militar de las tropas regulares congolesas, en junio de 1966. Aprovechando la ausencia del presidente, quien participaba de una cumbre regional de estados francófonos en Madagascar, un grupo de oficiales dirigidos por Marian Ngouabi, secundados por tropas de la guarnición de la capital y partidarios de Lissouba, se hicieron de edificios gubernamentales, sedes del partido único, instalaciones públicas y algunos otros objetivos de interés para controlar la ciudad y sus 136,000 sorprendidos habitantes. En esta situación, los oficiales cubanos destacados en la ciudad asumieron la defensa de los funcionarios, familias y seguidores para mantener en funcionamiento aparente el estado y gobierno, y a la vez, decidieron intervenir y aniquilar la intentona militar lanzando las tropas regulares cubanas en Brazzaville contra los militares insurgentes. Es claro que semejante paso tuvo que ser ordenado desde La Habana. De modo que los 200 militares de la custodia presidencial en la capital, secundados por los milicianos congoleses y sus oficiales cubanos, rescataron al régimen revolucionario y aplastaron a los golpistas, dispersando sus partidarios civiles en pocas horas de lucha. (Texto completo)

-2006- La Historia del Tabaco según autoridades./ Por Marlene García Núñez y José Ramón Alonso Lorea.

Cuentan los mitos de los aborígenes de América del extendido y necesario uso del tabaco. Desde la América del norte, pasando por las islas de Bahamas y Antillas, hasta el extremo sur de tierra firme americana. Eran muchos los usos de la sagrada planta. De ella se aprovechaba las semillas, las raíces, el tallo, las hojas y las flores. Pero las partes preferidas eran las hojas y después el tallo, como ocurre hoy día. Por el estado en que consumían el tabaco pueden reconocerse cinco maneras principales: en rama, masa, líquido, polvos y humo. Pero hoy en día también sabemos que el uso de tabaco puede causar cáncer de pulmón, así como otros cánceres, enfermedades cardíacas y enfermedades del pulmón. Solamente en los Estados Unidos el hábito de fumar es responsable de casi una de tres muertes causadas por el cáncer, y una de cinco muertes debido por todas las causas. Otras 8.6 millones de personas están viviendo con enfermedades graves causadas por el hábito de fumar. Afortunadamente en los últimos años se han visto grandes avances en el cambio de las actitudes en relación con el hábito de fumar, y en los conocimientos sobre la adicción y sobre cómo ayudar a las personas a dejar el hábito. (Texto completo)

-2004- El Pendón de San Jorge y la Llave de Indias; Cuba en las miras británicas, 1701-1762./ Por Pablo J. Hernández González.

En 1701,al iniciarse el nuevo siglo con la ruptura dinástica que sumirá por más de dos lustros a España y sus dominios, junto con buena parte de Europa Occidental en el prolongado conflicto sucesorio entre los Hasburgos y los Borbones, Cuba se vería forzada a compartir las incertidumbres que asolaban el imperio a ambos márgenes del Atlántico. En marzo de 1701, para los conductores de la política internacional de Londres existía la amenaza de un golpe de mano de la escuadra francesa en las grandes Antillas, en especial Cuba. En ese espíritu, los británicos decidieron reforzar considerablemente su presencia en el Caribe. (Texto completo)

-2003- Vodka, azúcar y nuez moscada. Una efeméride y algunas consideraciones./ Por Pablo J. Hernández González.

En un ensayo redactado hace algún tiempo, Vargas Llosa apuntaba que “…la mejor manera de definir a una sociedad cerrada sea diciendo que en ella la ficción y la historia han dejado de ser cosas distintas y pasado a confundirse y suplantarse la una a la otra cambiando constantemente de identidades como en un baile de máscaras…”. La validez de la cita se aplica a las interpretaciones que, a despecho de las evidencias colectadas a lo largo de décadas, persisten en el escamoteo de los hechos por visiones ideologizadas que se resisten a revisar siquiera algunos asuntos y sucesos harto documentados. (Texto completo)

-2003- Una excursión legionaria por la Mauritania Cesarensis. A cuarenta años de la intervención castrista en Argelia, 1963./ Por Pablo J. Hernández González.

Entre los resultados reconocidos que dejó el desenlace negociado entre Moscú y Washington en el otoño de 1962, para zanjar la peligrosa situación derivada de la introducción en Cuba de proyectiles balísticos intermedios, entre septiembre y octubre de ese año, estuvo la deslucida imagen del regimen revolucionario cubano. Semejante descrédito a los ojos de los estados tercermundistas lesionó la sensible epidermis egolátrica del autócrata antillano, y alentó tratar de remedarlo por medio de alguna actuación mundial "independiente" que desafiara tanto a sus impenitentes adversarios norteamericanos como a los ingratos mecenas moscovitas por igual. Sumido en esta emotiva circunstancia histórica, el castrismo se plantea una abierta participación armada, empleando tropas regulares y medios de combate del arsenal proporcionado por el Soviet para la defensa insular, en un teatro de operaciones situado en el norte de África: La Habana enviará sus tropas revolucionarias a intervenir a favor de quien consideraba su más estrecho y leal aliado en el entorno tercermundista: la Argelia revolucionaria de Ahmed Ben Bella. (Texto completo)

-2003- Más allá de una capitulación: el gobierno de Santiago de Cuba y la pérdida de La Habana, agosto - septiembre de 1762./ Por Pablo J. Hernández González.

Solo una tercera parte de la Isla de Cuba podía considerarse sometida a los vencedores, en tanto el resto del territorio -sujeto a la discusión epistolar sobre su adhesión a las capitulaciones vigentes-, permaneció leal a la Corona española y su representante asentado en Santiago de Cuba, amparado en las postreras disposiciones del capitán general y gobernador habanero. La "Cuba española", mediado agosto de 1762, sumaba unos 75, 884 kilómetros cuadrados, probablemente el 41 % de los habitantes empadronados, residentes en nueve jurisdicciones capitulares y seis tenencias de gobierno correspondientes a los gobiernos de Santiago de Cuba o La Habana, si bien los espacios de la Tierra Adentro fueron transferidos al primero por Prado en despacho de 21 de agosto de 1762. Dilatado territorio que, jurando lealtad a la gobernación santiaguera, en tanto en ésta ponían en ejecución aprestos defensivos y se concebían planes para la movilización de los recursos del país, quedó a discreción de las autoridades municipales, prestas a defender sus seculares intereses y lealtades, desafiar apelaciones de subordinación a los nuevos dominadores de la capital, y prestar su concurso humano y económico al esfuerzo de fijarle límites a las pretensiones británicas según fueran perfilándose. (Texto completo)

-2002- Una observación sobre el mundo al advenimiento de la República de Cuba (1902)./ Por Pablo J. Hernández González.

Los particulares pormenores en que surgió la República de Cuba a inicios del siglo XX, han motivado, por lo regular, interpretaciones severas por parte de historiadores y cronistas que han indagado en nuestros avatares. El virtual protectorado establecido por el consabido apéndice constitucional de 1901, a favor del gobierno norteamericano, sobre los asuntos del nuevo estado antillano, ha sido interpretado con las apropiadas reservas que en nuestros tiempos despiertan semejantes conductas internacionales del pasado. Cierto es que la soberanía cubana, como entidad política constituida, estuvo limitada por una influencia clara e indiscutible y condicionada por la sempiterna posibilidad de una intervención armada del poderoso vecino hemisférico, un vistazo a las circunstancias mundiales de la época, pudieran, a la vez que ilustrarnos sobre la proliferación de semejantes prácticas en las relaciones interestatales, servir para que intentemos interpretar nuestros procesos históricos con un tinte menos incriminativo, quizás. (Texto completo)

-2001- Idea de la República de Cuba./ Por Pablo J. Hernández González.

Una república tolerante llega a ser un rasgo significativo de Martí, en superación de toda pretensión unilateral de la justicia: el respeto a los individuos, el desechar los odios, la «indulgencia fraternal» contra los equivocados, estableciendo un formidable concepto: «Ni del desorden, ajeno a la moderación probada del espíritu de Cuba, será cuna la guerra, ni la tiranía». Es la voluntad de considerar superables las contradicciones de origen, cultura y piel en la edificación del futuro isleño, aspiraciones a hacer «más fácil y amiga la paz en que han de vivir juntos padres e hijos». La supresión de las «amargas memorias» como rumbo fundamental de la república, fórmula transicional aplicada a cambios relevantes de este fin de siglo, encuentra aquí una respetable legitimidad. (Texto completo)

-2000- Alexander Von Humboltd en Cuba./ Por Esteban Maciques Sánchez.

La necesidad de profundizar en el conocimiento de algunos aspectos de la realidad, la especialización, ha hecho del siglo XX una centuria en la que, indudablemente, se ha reconocido el mérito de numerosos genios. Sin embargo, los sabios son ya seres de otras épocas, personas singulares que vivieron del XIX para atrás. Y es de manejo común que estos hombres, los sabios, pudieron llegar a tales porque, en aquel entonces, todo quedaba por descubrir y sólo era necesario el empeño, aunque fuera la dedicación absoluta al mundo de lo desconocido. Es posible que, en materia cuantitativa, quede ahora tanto por saber como antes, lo que hace que el primer supuesto no resulte tan convincente. En cambio, el segundo parece más necesario, y los hechos y obras de los llamados sabios así lo testifican. Súmese a lo anterior la buena madera y las adecuadas circunstancias, la semilla y el terreno. De esta forma, el cuerpo del árbol, su fronda toda y, sobre todo, sus frutos, estarán más cerca de aquel otro árbol, arquetipo del conocimiento. (Texto completo)

-2000- Juegos de estrategia global: una perspectiva castrista de la subversión en África subsahariana (1977)./ Por Pablo J. Hernández González.

Un lúcido autor, al estudiar los patrones de conducta totalitarios, escribió que los dirigentes comunistas estaban obligados a alentar, por su propia supervivencia, lo que denominaba “bulimia expansionista”, algo que a finales de la década de los ’70 parecía entrar en un punto crítico, gracias a lo que también denominaba cualitativo perfeccionamiento de los medios para “explotar las crisis, aprovechar todos los momentos en que el adversario tenga que descubrirse, meterse por las rendijas”. Esta época representó una de las etapas álgidas del expansionismo comunista a escala mundial, trascendiendo considerablemente los tradicionales escenarios euroasiáticos, en medio del desconcierto, la complacencia y debilidad de las potencias occidentales. (Texto completo)

-1996- De los Pueblos de Indios en Cuba. Segunda mitad del siglo XVI./ Por Pablo J. Hernández González.

El siglo de la conquista cerró con una sensible merma en la población autóctona cubana que, desde medio milenio antes, había ocupado la porción más considerable del archipiélago. No obstante, y a pesar de ciertas apreciaciones repetidas sin manejo de todas las informaciones que existen, los pobladores autóctonos de filiación cultural aruaca, integraban la pirámide étnica colonial en la siguiente centuria, tal y como han evidenciado en conjunción algo tardía, realmente, las pruebas que la antropología ilustrada del siglo XIX y los estudios de los documentalistas contemporáneos atesoraron, cada cual por su lado, desde mucho, y que sólo en el último siglo se han venido combinando gradualmente hasta alcanzar la visión que poseemos hoy día, y que no descarta la existencia de un modesto, ciertamente, componente indígena en nuestros tiempos coloniales. (Texto completo)

-1995- Un episodio cubano de Don Miguel de Muesas, 1762./ Por Pablo J. Hernández González.

El desempeño de Miguel de Muesas como gobernador y capitán general de la isla de Puerto Rico es una historia investigada que no pretendemos revisar. Nada más lejos de nuestra indagación. Justo es el período que precede su toma de posesión en San Juan la que se intenta historiar, aportando algunos datos que hemos ido colectando y que en un principio no estuvieron encaminados a seguirle la pista al ilustrado gobernador. No obstante la investigación, acaso el azar, nos llevó a reconstruir el momento que presentamos. (Texto completo)

-1994- Indios y negros prófugos en la jurisdicción de La Habana, 1762./ Por Pablo J. Hernández González.

Aquellos negros e indios que consiguieron ponerse a salvo en Villa Clara o el reducto fortificado de Jagua, sobre el litoral meridional de la Isla, si bien les fue ratificada su condición de libres en lo fundamental, quedaron sujetos a conscripción como milicianos al servicio de los representantes reales en las tropas que se organizaban en los puntos mencionados, con vistas a una posible reconquista de la capital. Así, esclavos negros de las plantaciones y esclavos indios de las fortificaciones, vieron sus existencias raigalmente afectadas por la expedición del Conde de Albemarle, el duro asedio subsiguiente, y los meses convulsos de dominación foránea e intentonas de restauración criollas, durante los cuales estos grupos humanos, adscriptos al más elemental estrato social, desempeñaron protagonismos singulares en un episodio que ha dejado impronta duradera en la evolución de la Isla de Cuba en la segunda mitad de la centuria iluminista. (Texto completo)

-1993- Cuba en la octava década del siglo XVII: visita del obispo Díaz Vara Calderón./ Por Pablo J. Hernández González.

En sentida carta a la corte, el entonces prelado insular Juan de Santo Mathias, quejábase de las dificultades que enfrentaba para cumplir sus obligaciones de visitar la isla a inicios de 1664, “por los riesgos de ser prisionero del Enemigo Inglés, que como si fuera dueño de esta Isla, i de las haziendas de sus habitadores, se entra por lo interior de ella i los roba, i se los lleva” (sic). Un decenio después de aquel infructuoso empeño visitador, con la designación del obispo doctor Gabriel Díaz Vara Calderón, quien ocuparía la silla episcopal entre 1675 y 1676, la tantas veces pospuesta "visita de la tierra" devendría buena, al materializarse el proyecto con presteza, habilidad, y aguda observación de la marcha de la colonia, peculiaridades y dificultades, casi inmediatamente de llegar el sacerdote avilés a su destino. (Texto completo)

-1992- El componente aborigen en la población cubana a través de dos padrones eclesiásticos (1569-70; 1608)./ Por Pablo J. Hernández González.

Con la supresión de la encomienda y la esclavitud entre los naturales de la Isla, los elementos de integración a la sociedad que entonces se conformaba favorecieron que el componente aborigen -si bien disminuido sensiblemente por episodios bélicos, la violentación de su estructura social y cultural, las epidemias y la baja demográfica por el colapso de las capacidades reproductivas de la población apta- recobrara, aunque modestamente, y no por ello soslayable, cierta personalidad entre los componentes de la reducida masa humana de la colonia. (Texto completo) arriba

 

 
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© Marlene García 2003 para José Ramón Alonso-Lorea