Preparación del guía y de la visita.
Por Esteban Maciques Sánchez.
La preparación del guía (antes y durante
la exposición) y de la visita. El guía también
puede ser guiado (la visita "para sí").
Para cumplir con su cometido, el guía debe,
por una parte, ser consciente de los conocimientos que posee y que
le sirven de base para alcanzar aquellos relacionados con la exposición.
Por otra, debe pensar en los diferentes y posibles canales que podrá
utilizar en su relación con el visitante.
Por esto, en su preparación para la exposición,
el guía atenderá a dos aspectos fundamentales:
1. su formación cultural (general y específica)
2. el dominio de técnicas para su comunicación (mediación)
con el público.
En cuanto al primero de estos aspectos, por formación
cultural general se refiere a la que se tiene, previamente al hecho
de abordar la exposición. El guía debe extraer de
esta los conocimientos que le sean útiles para su formación
específica, y de estos los que considere que puedan ser del
interés del público.
Lo casuístico de esta relación y
sus múltiples variantes hace imposible que aquí pueda
ampliarse, o ejemplificarse, más que gráficamente.
La formación específica del guía
debe partir del estudio de los aspectos más generales de
la exposición y, de estos, a los particulares. De hecho,
cuando vamos a conocer una exposición lo hacemos por su TÍTULO,
por el TEMA que trata, y después entramos a recorrerla. Este
es un recorrido que va de lo general a lo particular (objetos) y
que debería cerrar, de nuevo, en lo general.
El sentimiento de agobio que tenemos cuando tratamos
de ver el Museo del Prado, o el del Louvre, en un solo día
(no sé si lo habréis intentado alguna vez), resulta
del intento de abarcar "generales" a partir de una suma
indiscriminada de particulares.
El proceso de aprendizaje debe imitar la forma
en que visitaríamos idealmente una exposición, el
viaje que, incluso, se realiza desde su CONCEPCIÓN hasta
su REALIZACIÓN, en aproximación paulatina. Desde el
punto de vista metodológico, este recorrido de lo general
a lo particular, implica un movimiento de la idea al objeto.
El guía entonces debe estudiar, antes que
todo, los materiales relacionados con la exposición:
1. Conocimiento de la CONCEPCIÓN de la
exposición:
TEMA/TÍTULO
OBJETIVOS
DISEÑO DE MONTAJE
TEXTOS
PROCEDIMIENTOS DE COMUNICACIÓN
Luego podemos pasar al
2. Conocimiento de la forma concreta en que la
exposición ha sido concebida (REALIZACIÓN):
TEXTO DE INTRODUCCIÓN
OBJETIVOS
OBJETOS (TEMA, SUBTEMA, CONTEXTO) Y
ESPACIOS TEMÁTICOS
REFUERZOS DIDÁCTICOS
RETROALIMENTACIÓN
OTROS RECURSOS
Con el dominio de la estructura interna de la exposición,
3. Conocimiento de la metódica de enseñanza
de una exposición: aprender la forma en que se deben transmitir
los conocimientos y activar los mecanismos de aprendizaje.
Para, por último,
4. realizar estudios de ampliación de
los conocimientos anteriores.
Este "por último", como supondréis,
es sólo en sentido figurado. Porque, la mayor parte de los
pasos anteriores es inagotable en sí mismo.
Aquí estamos presentando una forma ordenada,
ideal, de abordar el estudio de una exposición, independientemente
del tipo que sea, aunque no creemos que sea la única. La
selección del camino a seguir también estará
en relación con la cultura general del guía, de la
que hablábamos en un inicio, y de sus métodos particulares
de estudio.
Supongamos que ya el guía está preparado
para enseñar una exposición X. Esta preparación
es "de laboratorio". El sentido práctico de la
preparación se consigue en el encuentro con el público.
Cuando su cultura de la exposición tiene que interactuar
con la persona a la que está destinada. Los conocimientos
sobre un TEMA pueden servir para dar una conferencia, una charla
magistral, pero no para enseñar una exposición, puesto
que esta actividad conlleva un diálogo.
Aun no ha terminado el proceso de preparación
del guía:
5. conocimientos que se adquieren de la práctica
de la visita.
Cuando definimos la esencia de un guía con
la acción de ENSEÑAR, estábamos concibiendo
esta acción como parte de un proceso, que llamábamos
de enseñanza-aprendizaje. Quiere decir, al tiempo que el
guía transmite conocimientos y enseña cómo
adquirirlos (enseñanza), recibe nuevas informaciones del
público, descubre formas de análisis, puntos de vista,
se le crean problemas a resolver, dudas (aprendizaje). Esta experiencia
que vive el guía, el guía que es guiado, cuando enseña
la exposición, es la misma que la del visitante. Por eso,
la visita a la exposición resulta, tanto para el guía
como para el público, "para sí".
En el doble efecto (enseñanza-aprendizaje)
que experimentan los principales actores de la visita (guía-público)
está la esencia de su proceso educativo.
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Esquema del doble efecto
educativo de la visita, en la relación GUÍA-PÚBLICO. |
Madrid, 2000-2005. 
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