Primeras normas en la enseñanza de una exposición:
de lo formal a lo conceptual.
Por Esteban Maciques Sánchez.
Antes de acercarnos al contenido de la exposición
(qué se enseña, cómo se enseña, porqué
medios se enseña), debemos tener en cuenta algunas NORMAS
que se relacionan con las llamadas normas de comportamiento y con
LA FORMA de guiar.
Pasar de lo formal a lo conceptual atiende a dos
aspectos:
1. cómo presentarme
2. cómo presentar el contenido (a qué aspectos e indicaciones
debo atender)
Desde luego, en el proceso de enseñanza
de la exposición la forma y el contenido se dan de manera
estrechamente relacionadas.
Los aspectos fundamentales a tener en cuenta son
los siguientes (Hauck, 1982; Museo Arqueológico Nacional
-Difusión-; Rogier, 1995; Zetterber, 1970; Spravkin, 1996):
Antes de la visita.
1. En el caso de visita concertada, asegurarse
de que el grupo no sea mayor de 20 personas (este ya es numeroso).
Con los grupos muy numerosos resulta prácticamente imposible
lograr que se mantenga la atención, se facilita la dispersión
y no se consigue un intercambio provechoso, con un logro parcial
de los objetivos educativos (enseñanza-aprendizaje).
2. Conocer cuáles son los objetivos que
persiguen los visitantes con la visita (o tipo de visita que desean
hacer):
generales: de interés inespecífico
por el tema
particulares: por parte del tema, por estar estudiándolo
en ese momento o por ser parte de un plan de formación general,
o por interés especializado.
El conocimiento de estos objetivos nos preparará
para el tipo de visita (que desean hacer o) que vamos a realizar:
2.1 muy general: propia para públicos
que tienen un interés inespecífico (general). Visita
dirigida a LOS OBJETOS-TEMA.
2.2 particular: con interés en parte de la exposición
(estudios monográficos o temáticos). Visita dirigida
a OBJETOS-TEMA y su imbricación con los OBJETOS-SUBTEMA,
con referencia a los CONTEXTO, en caso de necesidad práctica
justificada: pregunta, etc. Dentro de esta última cabe la
visita a zonas o la que pretende entender el desarrollo de temas
a lo largo de la exposición.
2.3 exhaustiva: la que persigue un recorrido
minucioso, detallado de toda la exposición, objeto por objeto.
Esta forma de visita es preferible que se realice sin el guía,
como consecuencia de alguno de los dos tipos anteriores. Aunque
es frecuente en el caso de exposiciones estéticas (obras
de arte).
En cualquier caso deben evitarse recorridos extenuantes,
tanto por el tiempo como por la cantidad de información a
transmitir. Recuerda que se trata de dialogar, no de discursar.
De igual manera debe uno asegurarse de que el grupo puede pasar
cómodamente por los itinerarios escogidos, de acuerdo con
sus objetivos (evitar estrecheces).
3. Llegar quince minutos antes de la hora programada
para la visita. Esto permite poder realizar una serie de actividades
previas, aun en el caso de que el grupo se adelante. En lo fundamental,
este tiempo sirve para una reubicación en el espacio por
parte del guía (distribución, situación de
objetos y temas), en él se incluye la preparación
mental para el nuevo espacio: tipo de visita a realizar (según
objetivos del visitante), relajamiento y olvido de los problemas
personales (nada debe interferir en su función). Debe valer
para tu predisposición favorable, positiva, ante la actividad.
4. Espera en un sitio previamente acordado o en
la entrada, de manera que seas fácilmente reconocible. No
olvides el DISTINTIVO DEL GUÍA, este vale para que te reconozcan.
Con la visita.
PRESENTACIÓN:
1. Recibe cordialmente, sin formalidad y de manera
relajada (la sonrisa ahora, y durante el recorrido, nunca está
demás). Preséntate con el nombre por el que quieres
que te llamen (evita títulos, tratamientos de señor
o señora, de don o doña que crean "barreras de
respeto"). El respeto mutuo se da por sentado. El visitante
debe recibirse como a un invitado.
2. Dado el caso de que no se hayan podido saber
con antelación los OBJETIVOS DE LA VISITA (punto 2 anterior),
este es el momento. También es importante conocer QUÉ
SABEN. Desde luego, es imposible y no se pretende conocer todo lo
que saben, sino QUÉ SABEN QUE NOS PUEDE SER ÚTIL EN
LA CONDUCCIÓN DE LA VISITA. Esta indagación debe hacerse
a través de preguntas sencillas y generales (de respuesta
SÍ/NO, o de poco desarrollo), dirigidas a todo el grupo o,
cuando sea necesario, a quien vaya al frente de él. Hay que
tener en cuenta que, al tiempo que estamos recibiendo esta información,
estamos decidiendo el camino que vamos a recorrer. En este primer
encuentro con el grupo, la participación del guía
en las respuestas que él mismo plantea -como forma de transmitir
sus vivencias en su primer contacto con la exposición- resulta
una vía de paulatina integración al grupo de visitantes.
Estas vivencias (que pueden ser reales o, incluso, no) tienen que
ser convincentes, con apariencia de espontaneidad (aunque esté
bien pensado el discurso) y sencillas. Saber qué sabe el
visitante es importante para partir de aquí en la enseñanza
de la exposición, para hacer rememoraciones y preguntas.
3. Explica los OBJETIVOS DE LA EXPOSICIÓN
en función de LOS OBJETIVOS DE LA VISITA. Pero también
señala que estos OBJETIVOS no agotan la exposición.
Que no se va a revisar la exposición pieza por pieza (esto
tranquiliza a casi todo el público) y que, después
de terminada la visita, la exposición queda abierta "para
hoy u otro día cualquiera, que se quiera recorrer con más
detenimiento". Lejos de lo que se pueda suponer, es un logro
de la visita guiada cuando, una vez terminada esta, el visitante
vuelve sobre sus pasos y, mucho mayor, si regresa otro día
solo o, mejor, acompañado. Para explicar los objetivos de
la exposición sírvete del TÍTULO y del TEXTO
INTRODUCTORIO, siempre que los haya.
4. Advierte las características más
generales del recorrido a realizar: normas de conducta (sobre todo
si la exposición entraña algún riesgo para
el visitante o para los exponentes), obstáculos físicos
en el caso que los hubiera (esto no sólo es válido
para discapacitados), actividades especiales que se esperan del
visitante en relación con las técnicas de que se vale
la exposición (presionar botones, mirar por visores, disponerse
a pruebas físicas, etc.).
Estas advertencias deben hacerse, siempre que sea
posible, de manera que estimule al visitante.
No es lo mismo decir a una persona mayor: "No toque el cuadro,
que es un original y se daña. Además, a las exposiciones
no se viene a tocar". Que: "Observen, estamos en presencia
de originales, por lo que se pueden dañar hasta por la luz.
Fijaos que están iluminados de una manera especial. Por eso
es que no se pueden manipular, que deben tener un control de humedad
y un trato muy cuidadoso". Lo cierto es que hemos hablado mucho,
pero el mensaje de prohibición lo hemos disfrazado con una
información de valor cultural. Esta puede ser una de múltiples
formas.
En el caso de EXPOSICIONES ZONALES o POÉTICAS
deben advertirse las complejidades de ordenación o cualquier
otra que dificulte su apropiación por el visitante. Esta
advertencia resulta especialmente útil a discapacitados a
los que, por cierto, no se deben tratar como "personas de excepción".
Desarrollo de la visita.
1. Dirígete al grupo con voz alta (sin gritar)
y en forma clara. Deben escucharte todos sin esfuerzo: no dudes
en preguntar si te han escuchado o en repetir, si fuera necesario.
Nunca debes hablar de espaldas al grupo (si es necesario da la espalda
a los objetos o ponte de manera oblicua a ellos), por lo que no
se debe explicar andando. Cuando surjan preguntas en medio del recorrido,
o comentarios interesantes, deben retomarse al llegar al siguiente
objeto, cuando todos puedan escucharlos. Cuida el tono de la voz
y el ritmo de tu participación. No hables dirigiendo la mirada
a una sola persona, la explicación es para todos.
2. Mantén la atención de todo el
grupo, sin que esto implique que no se sientan libres en el recorrido.
La atención debe ser flexible, por lo que debes modificar
el recorrido de acuerdo con el interés que despierten los
propios objetos. Como resultado de este interés, pueden dispersarse
o no atender a tu explicación en un determinado momento,
esto es normal y no te debe preocupar. Hay que dar tiempo.
3. Hay que atender las preocupaciones individuales,
hacerlas colectivas o saber si lo son. El representante del grupo
debe ser atendido como uno más. Siempre que sea posible,
hay que valerse del grupo para la solución de problemas:
motivar la participación. Enseñamos para todos, por
lo que las intervenciones deben ser escuchadas por todo el colectivo.
4. Evitar que las fuentes de luz (artificiales
o naturales) incomoden al visitante. En caso de necesidad, nos corresponde
estar incómodos.
5. Se debe dar un tiempo para la observación,
la lectura y el movimiento libre, pero cuidando el ritmo y el tiempo
de la visita. En ocasiones, la "arritmia" que se pueda
producir contribuye a la ruptura de la monotonía. El llamado
a la reunión del grupo debe hacerse por la forma de continuar
en el tema, no a lo cabrero. Si queda alguna "oveja" dispersa,
será por su interés personal y debe dejarse libre.
Los OBJETIVOS DE LA VISITA no se deben subordinar a los individuales,
a menos que estos redunden en beneficio de los primeros.
6. El lenguaje debe estar exento de alardes de
erudición, de citas cultas, de giros complejos. Las ideas
deben transmitirse por medio de oraciones cortas, de la forma más
coloquial posible, sin caer en vulgarismos. Hay que recordar que
CONFERENCIA y VISITA GUIADA están reñidas, aun para
un público especializado. Debemos parafrasear la máxima
de la "antigua comedia", aquí se trata de "enseñar
divirtiendo". Siendo amenos e introduciendo anécdotas
(de valor personal), cuando sea necesario, se despierta el interés.
7. Si el público es de especialistas, el
guía no debe "perder las riendas" de la visita,
pero es una magnífica ocasión para que aprenda (que
la visita sea "para sí"), por lo que debe motivar
y aprovechar la intervención de estas personas, y dejarse
guiar.
8. EL GUÍA DEBE SABER ESCUCHAR. La atención
a los comentarios y a las respuestas deja ver tu interés
en saber qué piensan. Todo lo que diga el visitante es interesante:
por lo positivo o por lo negativo. De hecho, no hay información
negativa del visitante pues, hasta la imprecisa o errada, debe servirnos
en nuestra labor educativa, por tanto
9. DEBEMOS VALERNOS DE LOS CONOCIMIENTOS PREVIOS
DEL VISITANTE PARA, A PARTIR DE AHÍ, FORMULAR PREGUNTAS.
Tus preguntas también dejan ver tu interés en ellos.
No preguntes lo que no tienen porqué saber, esto demuestra
insensibilidad y arrogancia por parte del guía, lo que va
en contra de su función educativa. Las preguntas retóricas,
las que dirige el guía con la finalidad de responderlas él
mismo, deben dosificarse, cuidadosamente, como un medio para despertar
el interés o llamar la atención. Parte de algún
conocimiento previo del visitante, de partes de ese conocimiento,
para encadenar preguntas que nos lleven a nuevos conocimientos.
Usa también, con el mismo fin, la información que
acaban de recibir, es una manera de consolidar conocimientos y de
avanzar. La pregunta dirígela a todo el grupo y, de no haber
respuesta, hazla a una persona en particular. Cualquiera que sea
la respuesta se debe valorar como camino para conocer: NO CENSURAR.
10. Escucha las preguntas y responde lo que sepas.
Tus interpretaciones deben ser personales pero con base (esta base
debe estar, siempre que sea posible, en el lenguaje de la exposición).
EL GUÍA DEBE SABER DECIR NO SÉ. Esto, en contra de
lo que se ha opinado tradicionalmente, le da ante el visitante una
dimensión humana: "es como yo, no lo sabe todo";
y los acerca. Ahora bien, cuando no sepa una respuesta (y se supone
que tampoco la sepa el resto de los visitantes), debe decir que
indagará y se ofrecerá para hacerla llegar al colectivo.
11. Tus respuestas o comentarios deben acercarse
a temas actuales, o deben relacionarse con procesos del pasado,
siempre que sea posible. De esta manera se demostrará la
vigencia o la historicidad de los argumentos que se manejan.
12. Sírvete de los recursos DIDÁCTICOS
para el intercambio y para conseguir OBJETIVOS EDUCATIVOS: retroalimenta,
consolida, amplia, activa mecanismos de pensamiento. La utilización
de los recursos didácticos debe partir de los materiales
y objetos que ofrece la exposición: textos, cartelas, diseño,
recursos para el aprendizaje, entre otros. La lectura de una cartela
o de un texto en alta voz, por parte de un visitante y para todo
el grupo, estimula y acostumbra a la realización de esta
actividad.
13. Siempre que hayan sido concebidas, utiliza
actividades que apoyen el aprendizaje: juegos, búsqueda de
datos, elaboración de hipótesis, dibujos, etc.
Conclusiones.
1. Cierra la exposición con un brevísimo
resumen, en el que se debe incluir la participación de los
visitantes por medio de preguntas o comentarios. En el caso de existir
un TEXTO DE CONCLUSIONES, puedes referirte a él. En este
resumen se deben establecer relaciones entre las principales ideas
y los objetos-tema, como una manera de hacer que las primeras se
recuerden.
2. Pregunta si hay alguna duda sobre lo visto,
y aclárala en caso de existir. Puedes invitar a que te ayuden
a darle solución. Este es el momento de recordar que les
informarás sobre la pregunta que te hicieron (decir cuál)
y para la cual no tenías respuesta.
Despedida.
1. Enfatiza en el hecho de que una visita no termina
con las posibilidades que brinda una exposición, por lo que
invita a volver a ver esta, con más calma, y a que ellos,
a su vez, inviten a sus conocidos.
2. En el caso de exposiciones itinerantes, temporales
o de otro tipo motívalos para que vean la próxima
(dales información sobre fecha, lugar).
3. Agradece que hayan participado en la visita.
Después de la despedida.
1. Descansa como mínimo media hora.
2. Date tiempo para anotar lo mejor de la visita y "lo peor".
3. No olvides lo que no supiste responder. Anótalo y escribe
a quién enviarle la información.
4. En caso de próxima visita, debes darte tiempo para ponerte
en condiciones de prepararte.
Algunos aspectos problemáticos que el guía
debe tener en cuenta, para facilitar la relación público-exposición.
Además de las indicaciones anteriores, que
tienen que ver con la actitud del guía y su interactuar con
el público, durante la visita a una exposición pueden
surgir o existir otros tipos de dificultades, que atienden fundamentalmente
a problemas internos de la exposición o a problemas con el
público.
Problemas internos de la exposición:
1. Textos con errores de ortografía, de
redacción o de claridad de las ideas. El guía debe
anticiparse al público, y advertirle de estas dificultades.
Debe darlo a conocer cuanto antes a la persona responsable en la
institución.
2. Textos que manejan términos complicados y que los explican
con otros igualmente difíciles. Se deben comentar estos términos
de la manera más sencilla posible.
3. Textos de INTRODUCCIÓN, de CONCLUSIONES u otros demasiado
extensos. Deben simplificarse o resumirse por el guía.
4. Textos pobres o con poca información. Deben suplirse con
la información del guía en aquellos objetos fundamentales.
5. Exposiciones zonales, lineales o poéticas que no establecen
relaciones entre sus partes o que la relación resulta dificultosa.
El guía debe servir de constructor del discurso de la exposición.
6. Exposiciones con sobrecarga de información textual, de
documentos, de objetos. Deben simplificarse y dejar al público
la posibilidad de una visita posterior, a partir de la estructura
que se le ha dado.
Problemas con el público:
Son poco frecuentes y, por lo general, no van más
allá de dos que hablan al mismo tiempo que uno, o cosas así.
Pero, lamentablemente, existen exposiciones, como la de "Ana
Frank: una historia vigente" que provoca reacciones fascistas
en algunas personas. El guía debe estar preparado para estas
reacciones, por lo que debe pensar en la posibilidad de que ocurran
y, sobre todo, en cómo debe actuar. A continuación
reproduzco algunas de las actuaciones que se manejan en el "Manual
para Guías" de esta exposición:
1. Ignorar totalmente a la persona que está
molestando. Esta solución sólo se puede aplicar, si
el resto del grupo igualmente la ignora, y si no viene con dicho
grupo. Pero si impide que hagas tu trabajo, esta solución
no es efectiva.
2. Cambiar impresiones con la persona, preguntarle qué pretende
y porqué. Fundamenta tus argumentos de manera seria e irrevocable,
de modo que se haga evidente la contradicción entre la razón
y la irracionalidad. Esto funciona en situaciones muy puntuales.
3. Preguntar al grupo directamente qué piensa de esta situación.
¿Cómo debemos actuar? Esto sólo funciona si
el grupo está de tu lado.
4. Sancionar la actitud de esta persona, invitándola a que
abandone la sala, pues no te deja conducir la visita.
5. En caso de que obstaculice definitivamente la actividad, suspender
momentáneamente la visita y recurrir al personal de la sala.
Madrid, 2000-2005. 
Fuentes.
Hauck Booth, Jeanette y G. H. Krockover (1982):
Creative Museum Methods and Educational Techniques, Charles
C. Thomas, Illinois, U.S.A.
Museo Arqueológico Nacional -Difusión-
Rogier Lecat, Sophie (1995): “Viaje de estudio al Museo de
la Civilización de Québec”. En: Publics
et Musées, nº 7, janvier-juin, Presses Universitaires
de Lyon.
Spravkin, Mariana (1996): “La construcción de la mirada”.
En: Museos y escuelas: socios para educar, ed. Paidós,
Cuestiones de Educación, Argentina.
Zetterberg, Hans L. (1970): Role des Musées dans l’education
des adultes, Conseil International des Musées, Inglaterra.
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