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El componente aborigen en la población cubana a través de dos padrones eclesiásticos (1569-70; 1608).

Por Pablo J. Hernández González.

Indio y sociedad.

Poco más de media centuria luego de ser incorporada Cuba a los dominios del imperio español, los más antiguos habitantes del archipiélago habían sido relegados en su entorno por las estructuras de la conquista y colonización en el ámbito antillano. Con la supresión de la encomienda y la esclavitud entre los naturales de la Isla (1552-1553), los elementos de integración a la sociedad que entonces se conformaba en la otrora isla Fernandina favorecieron que el componente aborigen -si bien disminuido sensiblemente por episodios bélicos, la violentación de su estructura social y cultural, las epidemias y la baja demográfica por el colapso de las capacidades reproductivas de la población apta- recobrara, aunque modestamente, y no por ello soslayable, cierta personalidad entre los componentes de la reducida masa humana de la colonia.

Las pistas históricas para su localización, de aquí en adelante, y en las centurias siguientes, todavía resultan fragmentarias y en proceso de localización; no obstante, algunas ideas ya pueden ser expresadas al respecto.

Quizás, y en primer lugar, hay que decir que estos aborígenes cubanos a fines del siglo XVI e inicios del XVII, aunque conservaban -y lo hicieron, lo han conseguido hasta el presente- los rasgos antropológicos distintivos de su origen aruaco, se integraban plenamente a la que se ha dado en llamar sociedad criolla, muchos de ellos con categoría de vecinos en las principales localidades, o como habitantes más, en diversos puntos de la geografía cubana.

Se les considera en cientos de fuentes consultadas como indios naturales, pero la mayoría ya "españolados", es decir, integrados a un proceso de mestizaje sanguíneo y cultural, pero -a la vez- se evidencia la localización de muchas comunidades en puntos propios, conservando determinados fueros otorgados en la más temprana legislación indiana; defendiendo su derecho a conservar peculiaridades autóctonas. De hecho, estaban inmersos en la sociedad colonial insular en tanto pobladores, vecinos, desempeñándose en las mas disímiles labores: desde regidores y oficiales de milicias, hasta monteros, taladores, correos o artesanos, por no hablar de sus específicas labores en las estancias agrícolas lindantes con las poblaciones.

Y a la vez, dejando en claro su condición de natural, -no considerada peyorativamente en este caso particular-, poseían el derecho a elegir autoridades propias, constituir cabildo y conservar poblados aparte, los denominados pueblos de indios, cuya organización databa, en principio, de la época minera del siglo XVI y las reorganizaciones forzosas de las antiguas comunidades de la época de predominio aruaco, y que quedaron oficialmente definidas a partir de 1558, aproximadamente, cuando la Corona, tras la supresión de la encomienda, ordenó reagrupar los indígenas en pueblos propios, "cercanos a los de españoles".

Fuentes para su conocimiento.

En lo fundamental son las cartas, informes y padrones civiles y eclesiásticos, conjuntamente con los registros destinados a potenciar la capacidad defensiva de la colonia, los principales fondos con que se cuenta para determinar aspectos demográficos, en el caso de Cuba, y a los que, hasta el presente, hemos accedido.

Desde la cuarta década del siglo XVI, los gobernadores, en especial los Obispos de Cuba, remitieron memorias sobre el estado de la Isla, y de las visitas que al efecto debían realizar en su diócesis a lo largo de sus respectivos desempeños. Para la redacción de estas líneas hemos considerado factible abordar dos de ellas, a saber:

1-La visita eclesiástica de Juan del Castillo, Obispo de Cuba (1569-1570).
2-El informe de la visita diocesana de Juan de las Cabezas Altamirano, Obispo de Cuba (1608).

No son, por descontado, todas las conocidas, ni siquiera agotan las disponibles, pero son de aquellas que permiten representatividad en la información de un periodo en especial, por demás y a lo que Cuba concierne, prometedora documentalmente. De todas formas, las pistas informativas que allí aparecen son, sin duda, un elemento histórico de indudable interés para los fines de nuestro proyecto investigativo.

Perfiles demográficos.

1-La primera referencia documental que establece estimadas de población indígena en asentamientos cubanos luego del fin de la servidumbre y la encomienda, corresponde al Obispo Juan del Castillo, quien realizó un prolongado y penoso viaje a lo largo de la isla entre 1569 y 1570. Contabilizando desde la sede catedralicia de Santiago de Cuba, el prelado registró 522 habitantes en toda la diócesis insular, de las cuales más de la mitad eran indios naturales, 297 individuos (56.8% del total). Vale destacar que la mayoría de los registrados son -a la usanza secular- varones, casados preferentemente, y en ciertos casos, vecinos de la localidad. Esto hace que la cifra apuntada por Castillo sea con toda probabilidad muy superior, si se hubiesen incluido los demás integrantes de las familias de los indios censados. Aún suponiendo parejas con un mínimo de prole, el monto sería considerable. Se ha planteado, para la región oriental y en base a datos del siglo XVII, un estimado de 3.2. descendientes por cada pareja india. Tal criterio, sin ser definitivo, daría un margen aun más amplio a estos estimados.

Las poblaciones con más componentes indígenas las vemos concentradas, en lo fundamental, en el centro y oriente del archipiélago, lo que es explicable si se considera la extensión alcanzada por las comunidades aruacas a finales del siglo XV, que para entonces dominaban dos tercios de la isla. Los mayores índices se localizaban, en Bayamo, con 80 indios casados (53.33% de su población total); Trinidad, con 50 indios casados (100% de todos sus pobladores) y Puerto Príncipe, 40 indios casados (61.53% de su población existente); seguidos de Sancti Spiritus (50%) y los Caneyes (100%) ambos con 20 individuos. Baracoa, tradicionalmente abundante en población indígena, mostraba apenas 17 indios casados, el 65% de su exigua población a mediados del XVI.

En el occidente de la isla, Guanabacoa, que adquirió la condición de "reducción de indios" en 1554, un lustro después montaba un 100% de sus 60 habitantes calificados como "indios del país". La Habana -en esta oportunidad- no aparece referida como sitio de vivienda de natural alguno, no obstante, es conocida su presencia en datos del padrón militar de fines de siglo. En la localidad central de la Savana, 10 vecinos indios (50% del poblado) compartían la villa con los de origen europeo.

Tabla 1. Pueblos considerados de indios en las fuentes citadas.

Localidad

Año

Nº de pobladores naturales

Guanabacoa
1569-70/1608
60/300
Trinidad
1569-70
50
Baracoa
1569-70/1608
17/100

2-A casi una década de iniciado el siglo XVII, en 1608, en el citado reporte del Obispo Cabezas Altamirano, de diez ciudades, villas y pueblos de Cuba visitadas y empadronados, apenas tres no muestran presencia, aunque sea reducida, de los naturales de ella. Toda la colonia, según el documento, sumaba 12.707 habitantes, de los cuales 1.027 eran considerados indios del país lo que daba una proporción del 8.08% sobre el total, que quizás resulte menuda, pero que, frente al supuesto histórico de la extinción indígena en la Isla, no carece de interés. Es probable que no toda la población existente haya sido registrada, en especial aquella dedicada a las faenas de montería y agricultura en zonas inaccesibles, lo que debe tenerse siempre en consideración. La mayor concentración demográfica corresponde, de nuevo, a la región oriental de la Isla (o Gobierno de Cuba) donde en localidades como Baracoa, los indígenas y sus descendientes suman el 100% de los pobladores; Bayamo, con un 10% de la población natural; la propia capital departamental, Santiago de Cuba, exhibía un 12.32% de indios entre sus pobladores.

En el centro de la Isla, los promedios oscilan entre un 13.51% del total de habitantes (Sancti Spiritus) un 11.91% (Trinidad) o un 10% (Puerto Príncipe). En el Occidente, los indios del país son menos evidentes aunque no descartables, en asentamientos como Guanabacoa, muy mezclados con españoles y yucatecos, lo que sugiere ser cautos en la manipulación de este caso. Expresada tal reserva, referimos la cifra obispal, que califica el 100% de la población guanabacoense como indígena.

Tabla 2. Poblaciones con sensible componente aborigen en las mismas fuentes.

Localidad

Año

Nº de pobladores naturales

Sancti Spiritus
1569-70
20
El Cayo
1569-70
10
Puerto Príncipe
1569-70/1608
40/150
Bayamo
1569-70/1608
80/250
Caneyes
1569-70
20
Trinidad
1608
50
Santiago de Cuba
1608
77

 

Pueblos y concentración geográfica de la población indígena.

En el primer reporte, encontramos que el grueso de la población indígena se acentúa en el espacio central de la Isla, en lo fundamental, pero con sensible presencia de un núcleo respetable en el Occidente de ella. La más extrema región Oriental aparece con índices reducidos, lo que atribuimos básicamente a datos insuficientes, por ser la región de mayor persistencia del componente autóctono de la Isla, tal como se manifiesta en la información que conocemos del siglo XVII. El peso del elemento indígena en la proporción de la sociedad criolla es más evidente en los datos de 1569-1570, no tanto por el crecimiento de la población indígena como por la dramática reducción del componente hispano y la aún limitada aportación africana.

El concienzudo informe de 1608, evidencia la persistente concentración del remanente aborigen en el centro y oriente, con datos más reveladores acerca de las locaciones más apartadas (como Baracoa) y una disminución del peso específico de los naturales en las poblaciones del centro de la Isla, lo que se atribuye a una recuperación de la población de origen europeo y a la acelerada introducción de africanos a partir de 1600. También es remarcable, comparativamente, el monto de los aborígenes cubanos en el total de la población, aunque -repetimos- sin ser despojada de su propia condición a la vez que inserta en su medio histórico.

Datos comparativos sobre la población indígena: visita pastoral 1569-70; visita pastoral 1608.

 

Sevilla, 1992. arriba

Fuentes.

ARCHIVO GENERAL DE INDIAS. Santo Domingo. Legajos 115, 116.
ARCHIVO NACIONAL DE CUBA. Papeles existentes en el Archivo General de Indias relativos a Cuba y muy particularmente a La Habana. Imprenta El Siglo XX. La Habana, 1931.
GUERRA SÁNCHEZ, RAMIRO. Manual de Historia de Cuba. La Habana, 1962.
INGLIS, DOUGLAS. Historical demography of colonial Cuba, 1492-1780. University of Michigan, 1980.
MACIAS, ISABELO. Cuba en la primera mitad del siglo XVII. Sevilla, 1980.
MARRERO, LEVI. Cuba: economía y sociedad. Playor S.A. Madrid, 1975-1980.
PICHARDO MOYA, FELIPE. Los indios de Cuba en los tiempos históricos. Editorial el Siglo XX, La Habana, 1945.
PÉREZ DE LA RIVA, JOSÉ. "Desaparición de la población indígena Cubana". Revista Universidad de La Habana, nº 5 196-197, 1972.
RIVERO DE LA CALLE, MANUEL. "Los indios cubanos de Yateras" Revista Santiago. Nº 10, 1973.
TORRES-CUEVAS, EDUARDO. Esclavitud y Sociedad. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1986.
V.V.A.A. Cuba Arqueológica. Editorial Oriente. Santiago de Cuba. 1980.

 

 
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© Marlene García 2003 para José Ramón Alonso