La “capilla sixtina” del arte rupestre cubano reclamaba
un texto que monografiara sus valores.
Por Esteban Maciques Sánchez.
El proyecto que ahora termina en trabajo de diploma,
con el título “El arte mural indio de Punta del Este:
estética y símbolo; estructura y análisis”,
defendido por el estudiante José Ramón Alonso Lorea,
comenzó hace dos años. Y subrayo el tiempo transcurrido,
no con el ánimo de destacar el cumplimiento de un cronograma,
sino su aprovechamiento. La “capilla sixtina” del arte
rupestre cubano reclamaba, desde los tiempos de su descubrimiento,
un texto que monografiara sus valores y, sobre todo, la atención
de los valores formales, las cualidades estéticas. Importantes
trabajos de personalidades de nuestra cultura, reseñados
y estudiados por el diplomante, abordan descubrimiento, historia,
juicios a propósito de este objeto. Y uno de los aportes
más importantes de este estudio radica en retomar esta información
(mucha de ella arqueológica y por tanto fuera de su ámbito
curricular) y organizarla en forma metódica: según
la metodología de la Historia del Arte, según la metódica
de investigación del arte rupestre. Quiero hacer constar
que aunque mucho se ha hecho en nuestro país acerca del arte
rupestre, poco se ha trabajado en su historia, en su movimiento
y contingencias a través del tiempo. En este sentido, el
presente trabajo es un modelo novedoso.
He hecho énfasis en dos aspectos: lo histórico
y lo estético. Pero es el caso de esta tesis que, a pesar
de una lógica división tradicionalista en capítulos,
y que de ellos pudiera, como también suele ser tradicional,
pensarse en una división tajante entre lo histórico
y lo estético, decía que, a pesar de una división
tradicionalista en capítulos, la valoración formal
está permeada de una constante recurrencia a lo histórico:
Ortiz, Herrera, Núñez, son continuamente citados y,
de lo que verdaderamente resulta provechoso, contrastados.
Tengo que decir, en contra de posibles prejuicios
arqueológicos para este tipo de estudio humanístico,
que quizás haya sido la arqueología la ciencia social
que más ayudó al estudiante (inducirlo en ella fue
mi primera tarea como tutor). Del acercamiento a esta ciencia resulta
uno de los principales méritos de su trabajo. No dudaría
en considerar esta investigación como arqueológica:
en el sencido prístino del término. ¿Acaso
un estudio que reconstruya, más allá de la restauración,
de la destrucción del tiempo y de los hombres, los dibujos
tal y como fueron encontrados a principios de este siglo, no es
por su naturaleza arqueológica?
Es a partir de precisar cuál debió
ser la forma original que comienza el ordenamiento y la valoración
estética.
Lo que comenzó teniendo por objetivo el
estudio de pictogramas de relevancia, terminó por abarcar
toda la producción rupestre, a partir del hallazgo de constantes
de comportamiento, bases de la ideografía.
De la contrastación estilística de
los diversos pictogramas se define para Punta del Este -con posibilidades
de hacerse extensivo al resto de Cuba y las Antillas- un estilo
lineal de la abstracción geométrica con dos modalidades
subestilísticas, la de líneas concéntricas
y el conjunto simétrico bilateral de líneas en composición.
Las diferencias cuantitativas sirvieron a la definición de
normas, en cambio lo cualitativo a la definición de patrones
de ordenamiento.
La aproximación a los distintos conjuntos
pictográficos le permite hallar, en el Motivo Central, un
resumen del comportamiento estilístico de dichos conjuntos.
El estudio de las superposiciones, la precisión
del comportamiento típico y los matices que diferencian a
las expresiones atípicas, el acertado enfoque de la tan traída
discusión entre las lecturas figurativas y abstractas de
estos dibujos son, en resumen, aspectos que se tratan con profundidad
y detenimiento en el desarrollo del trabajo.
Hoy se termina, con esta tesis, un período
importante para José Ramón Alonso, que a su vez queda
abierto con el proyecto de dos nuevos trabajos, frutos del presente.
Orientar al estudiante por estos caminos me ha sido realmente grato,
no ya porque pude disfrutar de como nacía el interés
y el conocimiento, sino, y sobre todo, porque el trabajo que ahora
concluye avala, con creces, la capacidad profesional de Alonso,
su aptitud para un nuevo período, el profesional.
Museo Antropológico Montané de la
Universidad de la Habana. Abril de 1992. 
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