Hallan una histórica obra del pintor Mario Carreño.
Por Adriana Herrera.
Especial para El Nuevo Herald. http://www.elnuevoherald.com/galeria/artes/v-fullstory/story/428091.html
Un histórico óleo sobre madera que
estuvo desaparecido durante 66 años, Fuego en el batey
(1943), del artista cubano Mario Carreño (1913-1999), constituirá
una de las grandes apuestas de la subasta de Arte Latinoamericano
de Christie's que tendrá lugar el próximo mes en Nueva
York.
(...)
Fuego en el batey saldrá en efecto
a subasta con un estimado máximo de $2,000,000, que puede
llegar a ser superado en la puja, como sucedió en el 2007,
cuando otra parte del famoso tríptico, Danza afrocubana
--obra que salió a subasta con un estimado máximo
de $800,000-- fue adquirida por el galerista Ramón Cernuda,
quien pagó a Sotheby's un precio récord de $2,616,000.
El otro cuadro componente de la tríada, que en palabras del
mismo Carreño estaba compuesta por "paneles de madera,
transportables, como cuadros grandes de dimensiones comparables
a murales'', era Corte de caña, obra también
muy conocida que se vendió en Christie`s en los años
90 y que nunca estuvo perdida.
En el 2007, cuando la directora de Sotheby's, Carmen
Melián, calificó Danza afrocubana de "Santo Grial
de la historia del arte cubano'', el crítico José
Ramón Alonso Lorea matizó su consideración
precisando que esa obra era parte de "una serie de cuadros
de igual proporción, técnica, soporte y calidad plástica,
inicialmente expuestos en conjunto, muy bien favorecidos por la
crítica del momento'', y que estaban desde hacía mucho
en paradero desconocido. Su conclusión era que el éxito
de venta de este duco iba a provocar una nueva búsqueda del
Grial. Es decir, el apremio por hallar la pieza faltante de la tríada.
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Fuego en el batey (1943) es un histórico óleo sobre
madera del artista cubano Mario Carreño (1913-1999),
que estuvo desaparecido durante 66 años.
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Entre los factores extraordinarios que rodearon
su inesperado hallazgo --conocido de manera exclusiva por El Nuevo
Herald-- está el hecho de que sus poseedores, los hermanos
Ken y Marc Ward, desconocían la procedencia y la importancia
de esta pieza heredada de sus padres, quienes la adquirieron posiblemente
antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. A diferencia de
otras obras perdidas de famosos artistas latinoamericanos, Fuego
estuvo guardada en el mismo sitio, no en una distante ciudad, sino
a pocos kilómetros de la sede central de la casa de subastas
en Nueva York. Era la casa en Long Island de Nona y Milton Ward,
una violinista y un escritor que trabajaban en una fundación
de recaudo de fondos para causas de la comunidad judía.
"Para muchos historiadores del arte cubano
--dice Virgilio Garza, director del departamento de Arte Latinoamericano
de Christie's y feliz responsable del hallazgo de esta obra- Fuego
en el batey es un mito''. Forma parte del conjunto de obras
más apreciadas en la actualidad de Carreño pues constituyen
piezas cumbres del arte correlacionado con la identidad cubana y
con el desarrollo del modernismo en Cuba que tuvo lugar entre fines
de los años 30 e inicios de los 40. El tríptico es
parte de una serie de 15 obras que Carreño realizó
en 1943, cuando decidió experimentar con esos materiales
industriales como el duco que utilizaba entonces Alfaro Siqueiros,
quien hizo dos murales en una residencia en La Habana auspiciada
por María Luisa Gómez Peña, esposa de Carreño.
El artista declaró entonces que "aprovechando la gruesa
textura producida por el duco'', había logrado enfatizar
una tercera dimensión e "insinuar algo de movimiento
en los gestos de los personajes''.
Aunque el cuadro nunca se publicó a color,
según Garza, "aparece en catálogo prologado por
José Gómez Sicre y se exhibió en la galería
del Prado de La Habana''. En todo caso, se ignoraba si se había
perdido definitivamente. El día de febrero en que Ken Ward
--financista que trabaja en Manhattan a pocas cuadras de Christie's--
llamó a Garza y le comentó que entre las pertenencias
de su madre, recién fallecida, había un cuadro sobre
madera firmado por un Carreño con la figura central de un
caballo, intuyó que podía tratarse de la pieza perdida.
Esa misma tarde se trasladó a la vieja casa de Long Island.
En cuanto vio el cuadro que había permanecido en la misma
pared rodeado de un mobiliario típico de mediados del siglo
pasado, supo que estaba ante los raros momentos de un auténtico
descubrimiento. "En este mundo del arte raras veces te encuentras
una obra excepcional: esta lo era. El bastidor de madera correspondía
exactamente a las otras dos partes del tríptico'', evoca
Garza. Había hallado la pieza faltante. El Grial estaba completo.
Al recorrer la casa de los Ward, Garza descubrió
otras piezas de menor formato del mismo Carreño que también
saldrán a subasta: un óleo de 1938, estimado en $50,000
- 70,000, un gouache sobre papel de 1945 con una mujer con flores,
estimado en $30,000-$40,000. Adicionalmente apareció también
una obra --también en gouache- de René Portocarrero,
ejecutada en 1945, que saldrá a subasta con un estimado entre
$25,000 y- 30,000. Pero sin duda, el gran descubrimiento es Fuego
en el batey, que pudo haber sido vendida por la galería
Perls. "Este cuadro que permaneció en la oscuridad por
tanto tiempo es una verdadera gloria del arte cubano'', asegura
Garza.
Especial para El Nuevo Herald, jueves
16 de abril de 2009.
http://www.elnuevoherald.com/galeria/artes/v-fullstory/story/428091.html
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