Tiempos difíciles para la música tradicional cubana.

Por Dennys Matos Leyva.

Uno de los tantos efectos que produjo el boom musical del Buena Vista Social Club fue una demanda concentrada de música popular o tradicional cubana en el mundo entero. Abierto el filón, productores y casas discográficas se lanzaron apresuradamente a sacar tajada. En el periodo de 1997 a 2002 importantes casas discográficas como Virgin, Emi y B.M.G. abrieron sus catálogos a la música popular cubana; una avanzada a la que no tardó en sumarse un numeroso grupo de sellos discográficos independientes, como por ejemplo Alma Latina o Nube Negra, que aunque con menor cantidad de discos, basaron sus esperanzas en el espectacular éxito comercial de la británica World Circuit con el Buena Vista Social Club.

Desde 1997 (año en que salió el Buena Vista), y sin contar la eminente salida en marzo del segundo compacto de Ibrahim Ferrer, arreglado por Demetrio Muñiz, World Circuit ha publicado diez discos. Entre ellos destacan los Buena Vista Social Club presentando a: Omara Portuondo, Ibraim Ferrer y Rubén González, además de Los Zafiros, Sierra Maestra y el Afrocuban All Stars.

Esta cantidad del World Circuit, sin embargo, y aunque importante dentro del volumen total de su producción, se queda atrás si la comparamos con lo publicado por la editora alemana Termidor Musikeverlag, una casa que ya supera la veintena de discos de música cubana, editados por tres de sus sellos más laboriosos: Conector Music GmbH, Tropical Music y Timba Records.

Conector y Timba se reparten una cuidada colección titulada Soneros de Verdad, que contempla discos como Pío Leiva, Rudy Calzado o A Buena Vista: Barrio de La Habana. Fuera de esta colección, pero dentro de Conector, sobresalen Iyabó, de Julio Barreto Quartet, y un homenaje a Mario Bauzá que Rudy Calzado and Cubarama hacen en The afro cuban jazz orchestra, donde también intervienen Paquito D´ Rivera y la saxofonista canadiense Jane Bunnett. Esta misma jazzista tiene dos discos, Chamalongo y Almas de Santiago, dedicados a interpretar con el acompañamiento de agrupaciones isleñas clásicos cubanos de diferentes géneros. También se cuenta el excelente disco de Patato Valdez, Único y Diferente, en el que interviene, entre otros, el pianista Alfredo Rodríguez.

Por su parte, Tropical Music presenta una numerosa lista encabezada por Juan Formell y los Van Van en el Malecón de La Habana, Trombón Afro Cuban de Juan Pablo Torres, De la danza a la timba de Estrellas de San Antonio, y Live and Rhythm de Julio Barreto Latin World.

World Circuit y Termidor Musikeverlag, aunque comparten el mismo interés por producir y comercializar música cubana, se diferencian en algunos matices. World Circuit se ha decantado claramente por la música popular en su sentido más tradicional, desde el Buena Vista Social Club con todos sus epígonos, hasta agrupaciones como Sierra Maestra. Por otro lado, ha preferido trabajar fundamentalmente con solistas y agrupaciones residente en la Isla, del mismo modo que lo hace, por ejemplo, Virgin con Eliades Ochoa, La Vieja Trova Santiaguera o últimamente con Pepesito Reyes.

Por su parte, Termidor Musikeverlag ha trabajado también con músicos y agrupaciones residentes fuera de Cuba, y además de su amplia lista referida a la música tradicional, también da cabida en su catálogo a las distintas variantes del Latin Jazz.

Sin embargo, por muy considerable que puedan ser las listas de obras y artistas editados por World Circuit y Termidor Musikeverlag, no se acercan al monto alcanzado por Manzana Records-Eurotropical de España, ni siquiera sumándose lo producido por ambas discográficas. Porque difícilmente algún sello pueda superar la cifra que en estos momentos ostenta Manzana Records- Eurotropical referente a la música cubana.

Desde su surgimiento en 1996 hasta 2002, Eurotropical ha publicado nada más y nada menos que 69 obras, entre sencillos y discos dobles. Una lista que abarca casi todos los géneros musicales cultivados en la Isla, y en la que abundan recopilaciones como los cinco volúmenes de La Flor Oculta de Cuba, las series de Concierto Eurotropical, La Música Cubana Conquista el Mundo, o Los Viejos y Sabios Músicos. Entre las obras editadas las hay de un sonido más inspirado en la Nueva Trova como sucede con los discos Alguien me espera y Del verso a la mar, de Liuba Maria Hevia y otras más cercanas a la música de concierto, como es el caso de Cuba dentro de un piano, de José María Vitier.

El volumen fundamental de los títulos presentes en el catálogo de Eurotropical corresponde a la música popular y tradicional: Los Naranjos (La tradición no se olvida y Mi son tiene piel morena), Los Soneros de Camacho (Me voy pa´ La Habana y Esto sí es son), Laito Sureda (Ahora comienzo a vivir) y La Charanga Rubalcaba (El danzón de la reina, Por eso... y A corazón abierto). Además, Eurotropical ha editado a agrupaciones contemporáneas como Manolito y su Trabuco (Para que baile Cuba, Contra todo pronóstico y Marcando la distancia) con ritmos enmarcados dentro de lo que en Cuba se conoce como Timba, y Klímax (Juego de manos, Mira si te gusta..., Oye como va) cuya sonoridad gira en torno al latín jazz de nueva generación.

Igual que World Circuit, Manzana Records-Eurotropical ha trabajado con solistas y agrupaciones que residen fundamentalmente en Cuba.

En estos momentos, sin embargo, existe una saturación del mercado de música tradicional cubana. Una saturación que viene dada, en gran medida, por el desenfreno con que un buen número de discográficas y sellos independientes se lanzaron a comerciar a partir de 1997, tras el éxito del Buena Vista Social Club. Si a esta saturación se añade la crisis en que actualmente se encuentra la industria y el mercado del disco, se podrá entender por qué precisamente el sello Manzana Records- Eurotropical acaba de declararse en quiebra en diciembre de 2002, o por qué también corrió la misma suerte el sello Yerbabuena de la casa Virgin, donde se habían editado cinco discos de la Vieja Trova Santiaguera, tres de Eliades Ochoa y uno de Pepesito Reyes. De la misma manera quebró el sello independiente Bat Discos, otro que trabajaba sistemáticamente con músicos cubanos. Todo parece indicar que se trata de una crisis bastante aguda, que afecta sobre todo a las discográficas que no se dedican a editar música masiva y comercial, dentro de la cual no entra precisamente la música tradicional cubana.

Madrid, 2002. arriba

 

 
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© Marlene García 2003 para José Ramón Alonso