artes
aborígenes en cuba. un proyecto docente en la universidad
de la habana.
Por José Ramón Alonso Lorea.
Felizmente he materializado, en el seno del Departamento
de Historia del Arte de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad
de La Habana, la impartición de un proyecto docente que,
buscando saldar una histórica deuda con la enseñanza
de la historia del arte cubano, resulta una apertura pedagógica
consubstancial a los intereses de este departamento: un curso de
Artes Aborígenes en Cuba.
Nace un proyecto docente.
Los primeros bocetos públicos de este proyecto
docente comienzan a perfilarse, de manera complementaria, en el
curso Comunidades Aborígenes de Cuba que entonces
impartiera el colega e historiador Pablo Hernández González
en la Facultad de Historia y Filosofía -y en la de Periodismo-
de la mencionada Universidad. De esta manera se fusionaban las categorías
histórico-artística. A la sapiencia de este maestro
se debe, en buena medida, las iniciales valoraciones y los objetivos
educativos que hoy enuncio, vectores que rigen una política
instructiva y que siguen -como se podrá observar- un criterio
esencialmente didáctico:
-valorar el estudio de la producción simbólica
indocubana desde la ciencia y teoría del arte, pero con una
perspectiva de integración disciplinaria;
-historiar críticamente cinco siglos de valoraciones estético-artísticas,
atendiendo a las categorías usadas, autores y textos que
se han referido al tema indígena de la región de estudio;
-presentar un censo evaluativo y funcional de todas aquellas producciones
definidas en el curso como “producción mito-simbólica”;
-valorar los procesos concernientes a la comunidad aborigen cubana,
acorde a las características del ámbito antillano;
-desarrollar un sistema de conocimientos que permita establecer
las correspondientes relaciones cronológico-espaciales de
los eventos estudiados;
-facilitar la más correcta interpretación de los procesos
que circundan a esta producción;
-elevar el nivel de apreciación de los valores de esta producción
simbólica;
-contribuir a cimentar el legado cultural aborigen en el etnos cubano.
Todo ello apunta al hecho de conocer y valorar
los supuestos simbólicos y funcionales de estas producciones
aborígenes desde sus propios contextos culturales.
Si buscamos los antecedentes directos de este proyecto
docente, los encontraremos en dos de mis maestros apasionados por
esta historia. El Dr. Esteban Maciques Sánchez es uno. Profesor
y filólogo que, al valorar toda la producción de textos
y contextos arqueológicos a su alcance a través del
prisma de su concepción humanista, ofreció su curso
de Cuba Precolombina a estudiantes del Curso Para Trabajadores
(CPT) de la antes dicha Facultad de Artes.
De igual manera en la Dra. Yolanda Wood Pujols,
quien, con su impecable magisterio, desde hace algunos años
nos viene impartiendo el tema de las artes aborígenes de
forma introductoria en su bien documentado curso Plástica
del Caribe. La arquitectura de mi proyecto docente es deudora
de aquellos y, en calidad de novísima, está concientemente
expuesta a ser revisada, corregida y aumentada por alumnos y colegas
interesados.
Contenidos y proyección pedagógica.
Artes Aborígenes en Cuba es el resultado
de un gradual estudio que desde 1989 vengo realizando. A partir
de las muchas papeletas y fichas bibliográficas y temáticas
que durante estos últimos años he compuesto, pude
ordenar y sacar a la luz este proyecto docente en seis capítulos.
Contenidos estos que, como sigue, pongo a consideración del
lector.
Los tres primeros capítulos corresponden
a una introducción breve pero necesaria, dado el desconocimiento
generalizado que, sobre estos temas, domina a la sociedad cubana
y en particular a sus jóvenes.
El Capítulo I, Ensayos para una teoría
metodológica, problematiza, primeramente, sobre aquellos
elementos que han originado tal ignorancia. Hace énfasis
en una serie de fenómenos de índole publicitario y
editorial, pedagógicos y museográficos, que permiten
que sigan siendo estos estudios la gran ausencia dentro del panorama
cultural cubano.
El Capítulo II, La verdadera historia
del descubrimiento de Cuba y sus antecedentes continentales,
presenta las más actualizadas tesis referidas a los procesos
migratorios arcaicos del continente americano y su arribo a las
Antillas. Tiene en cuenta las opiniones más autorizadas de
las escuelas arqueológicas de Europa, Norteamérica
y Suramérica, así como de los centros de investigación
arqueológica de la región Caribe. Y toda esa información,
después de retomada, se organiza metódicamente y se
analiza de forma entrecruzada. Con ello se propone colocar al alumno
en conocimiento de esa carrera humana que, iniciada en África,
atravesó la extensa área longitudinal de Eurasia,
penetró por la Beringia hará unos 40-50 000 años
y llegó a nuestra isla alrededor del 8 000 ANE cuando las
olas rompían en nuestras costas veinticinco metros por debajo
del nivel actual. Son las coordenadas científicas más
contemporáneas que pondrán al alumno al tanto de una
ocupación milenaria del archipiélago cubano, con importantes
momentos de su producción simbólica.
El Capítulo III, Los indocubanos a debate,
hace una breve revisión crítica de esa larga e interminable
secuencia de clasificaciones culturales dadas a las comunidades
aborígenes asentadas en suelo cubano. Dieciocho clasificaciones
conocidas y siete en uso en estos momentos dan cuenta del caos en
que se encuentran los investigadores y estudiosos del tema. Este
capítulo, en su primera parte, hace evidente una serie de
debilidades metodológicas similares a todas las clasificaciones.
Se entrona la crítica partiendo del concepto de “relatividad
semántica” y del uso indiferenciado, en una misma clasificación,
de categorías que definen, por un lado, estadios de desarrollo
cultural, y por el otro, temporalidad. A ello se suma el hecho de
que muchas de estas periodizaciones no tienen en cuenta la relación
del sistema y sus partes, no estableciendo los debidos niveles jerárquicos
entre la parte y el sistema. O, para hablar en los términos
del campo que se estudia, entre uno de los gérmenes del saber
indígena (que generalmente asumen como categoría clasificatoria:
economía, industria, religión, artes...) y aquel espacio
cultural sincrético. La segunda parte de este capítulo
propone, luego de un estudio deconstructivo-literario de la fuente
etnográfica del siglo XVI referida a Cuba, una vuelta a la
clasificación que goza de mayor popularidad: ciboneyes
y taínos. Ello responde al hecho, además, de que
en todas las clasificaciones sí se pone de relieve la presencia
de dos “horizontes culturales” definidos a partir de
vocablos etnográficos creados por los propios indígenas
de la región, y cuyas huellas la arqueología hace
evidente.
En el Capítulo IV, Panorama histórico-crítico
sobre el pensamiento indigenista en arte, se propone un análisis
de-constructivo (metodología que se hace extensiva a la totalidad
de los contenidos del curso) de todas aquellas valoraciones de índole
estético-artística que, sobre las producciones simbólicas
indocubanas, hemos hallado desde la llegada del europeo a estas
“nuevas tierras” hasta la contemporaneidad. Este enfoque
histórico-crítico, que analiza tan específica
esfera de la cultura, responde a la necesidad de encontrar un sistema
teórico-metodológico adecuado que permita la correcta
aprehensión y valoración de esta producción
indígena desde la estética, la teoría y la
historia del arte.
Si bien el curso se proyecta desde la acuciosa
búsqueda y desde el procesamiento crítico de la información
en fuentes bibliográficas, el Capítulo V, Aborígenes
en Cuba. Estudio de su producción simbólica, incluye,
también, un estudio de las colecciones arqueológicas
cubanas. Este capítulo se hace acompañar de una considerable
proyección de imágenes (diapositivas y acetatos) que
enriquecen el discurso teórico. Su intención no sólo
está en descubrir los resortes funcionales de la producción
mito-simbólica, es decir, descubrir aquellos elementos bases
de la interpretación, sino que, y resultado de aquel desconocimiento
al que inicialmente me refería, también se propone
una presentación meticulosa de toda esta actividad, a modo
de censo arqueológico. Quizá, para una segunda ocasión
y conocido ya lo elemental, se puedan hacer relaciones e interpretaciones
mucho más profundas.
La nación es un río, Capítulo
VI y último, quizá sea el más importante de
los capítulos de este proyecto docente. Se propone, básicamente,
demostrar la persistencia de lo aborigen en la cultura de este archipiélago
durante los últimos quinientos años. La presencia
de esta huella en la cultura cubana contemporánea es, aunque
modesta, un hecho cierto. No obstante, el acceso a esta memoración
indígena sólo nos es dado previo acto de indagación
erudita: esta huella no es concientemente asumida, sino inconcientemente
evocada. Por ello hago referencia a un “indigenismo arqueológico”
y a una “conciencia étnica”. Sin dudas, esta
huella constituye un ingrediente base de la cultura cubana, sobre
la cual actúan pesados elementos desintegrados de la cultura
española y de la cultura africana.
Para concluir el curso los propios alumnos diseñan
y curan una exposición de tema libre sobre el conocimiento
que han aprendido. Un conocimiento de nuevo tipo que incidirá
en el tipo de museología y museografía a realizar.
Tienen que obviar la tradicional exposición que analiza la
producción mito-simbólica aborigen en términos
de manifestaciones artísticas como pintura, escultura y cerámica,
términos que descontextualizan a estas obras. Esta clasificación
bien puede valer, desde el punto de vista metodológico, para
dar a conocer estas producciones. Pero se hace necesario, también,
enfocar estas obras como elementos propios de un tipo de actividad
simbólica que no implica la realización consciente
de un tipo u otro de manifestación. Es decir, no son producciones
independientes, sino que forman parte de una actividad mucho más
compleja que lleva implícita todas estas formas de expresión
de la conciencia indiferenciada, actividad propia del sincretismo
cultural de estas comunidades. Resulta una actividad de conjunto
donde las formas tradicionales de elaboración artística
(pintura y escultura, la música, el canto y la danza...)
son ahora componentes de una intención mayor, y como tal
se han de mostrar. Es la función del conjunto de piezas (previo
análisis de los temas tratados) lo que valdría para
el proyecto museográfico, a mi modo de ver, y no la interpretación
actualizada del concepto de manifestación plástica
que no legitima a la obra aborigen. Independientemente de que al
no poseer nosotros los códigos que desentrañen su
mensaje, la respuesta a la perfección de estas artes nos
ubica ante una condicionante estética predominante a los
ojos actuales.
En dicha muestra se intenta que el alumno cuestione
esas tesis que suelen clasificar de índole artística,
artesanal o diseñística a las representaciones aborígenes;
que el alumno -y los que visiten su exposición- comprenda
que nos referimos a un momento de la creación simbólica
donde lo artístico, lo artesanal y lo diseñístico
no han logrado su independencia, su autonomía. Que estamos
en un tiempo de expresión de la conciencia indiferenciada,
sincrética, en los inicios del proceso de definición
de la actividad artística; analizamos, como anotara Mosquera
(1989), “el huevo, la larva o la crisálida” de
ese proceso.
Para la elaboración de esta exposición
los alumnos contarán con copias de objetos arqueológicos,
reproducciones de arte rupestre, así como obras de artistas,
artesanos y diseñadores que encuentran, en las artes aborígenes,
el fundamento de sus propuestas.
La bibliografía básica para este
curso está circunscrita a aquellos textos que abarcan desde
las Capitulaciones, Bulas, Cédulas Reales y Cronistas de
Indias, historiografía acerca del período colonial,
materiales de tema americanista y obras geográficas, hasta
los posteriores textos antropológicos, arqueológicos,
lingüísticos y etnográficos. Así como
toda aquella bibliografía específicamente referida
a las artes aborígenes. El curso se hace acompañar
de una considerable proyección de imágenes y gráficos,
de modo tal que permita la más correcta comprensión
de los textos temáticos.
Varias metodologías de investigación
y de proyección pedagógica se tratan de sustentar
en este curso: indagación en la fuente escrita; estudio directo
de piezas originales; análisis sobre la base de los niveles
teórico, crítico e histórico a la par; análisis
sobre la base de criterios espaciales, temporales (naturales e históricos)
y psicológicos; análisis deconstructivo y funcional,
comparativo y valorativo.
En Artes Aborígenes en Cuba, definitivamente,
se propone dos intenciones, una general y otra particular. La primera,
es el estar dirigido a todos aquellos -profesionales o no, nacionales
o extranjeros- interesados en conocer supuestos simbólicos
y funcionales del más antiguo componente del proceso histórico-artístico
cubano. En lo particular, el curso es un material teórico-documental
nuevo, específicamente dirigido a los estudiantes de Historia
del Arte.
En este sentido me planteo tres objetivos instructivos
básicos: preparar al alumno con fines de investigación
sobre la materia y metodología tratada; formar personal con
conocimientos que le permitan abordar las tareas propias de aquellos
museos que dedican espacio a las colecciones aborígenes;
y brindar información general sobre estos temas de modo que
permita su aplicación en los planes de docencia de
la Historia del Arte en los distintos niveles de la enseñanza.
Finalmente, este proyecto docente quiere hacer
converger en un mismo espacio cultural a historiadores, arqueólogos
y antropólogos con teóricos, críticos e historiadores
del arte. Grupos de trabajo que, tradicionalmente, suelen desarrollarse
en cotos apartes para mal de estos estudios.
Ciudad de La Habana, 1995. 
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