PRESENTACIÓN
DE ORTIZ Y LA CUEVA DEL TEMPLO. EL INÉDITO INFORME DE
DON FERNANDO DE JOSÉ RAMÓN ALONSO.
Por Manuel Rivero de la Calle.
Sin lugar a dudas, la región pictográfica
de Punta del Este, en la Isla de la Juventud, constituye una de
las zonas arqueológicas más importantes de Cuba. Por
ello nos ha parecido muy atinada la selección que ha realizado
el joven investigador José Ramón Alonso Lorea, al
utilizar sus esfuerzos para trabajar con esta joya del arte rupestre
cubano y en especial el haber investigado el aspecto histórico,
en donde había muchos vacíos que él ha rellenado
con paciencia y sagacidad científica.
La relocalización del manuscrito original
que sobre las espeluncas de Punta del Este escribió el sabio
cubano Don Fernando Ortiz, ha venido a aclarar toda una serie de
dudas que existían al respecto. Alonso estudió de
forma acuciosa dicho manuscrito y para una mejor comprensión
y tratamiento del mismo lo dividió en cinco partes: 1ª-
Presentación y descripción de las cuevas; 2ª-
Destrucción del sitio arqueológico; 3ª- Ajuar
arqueológico hallado; 4ª- Indicaciones con respecto
al nicho ecológico y 5ª- Estudio de las pinturas murales.
Punta del Este fue el tema que seleccionó
Alonso para su tesis de grado como Licenciado en Historia del Arte;
investigación que fundamenta el profundo conocimiento que
hoy tiene sobre las pinturas murales de la región. Ahora
nos ofrece, sobre el documento escrito por Ortiz, una serie de análisis
y reflexiones muy certeros sobre el tema de referencia; así
fija la fecha probable de la escritura del mismo, nos reafirma la
certeza que Ortiz no realizó excavaciones en el sitio arqueológico,
y que todo el material que estudió fue recolectado por él
en la superficie del área o fueron resultado de los apilamientos
llevados a cabo por personas inescrupulosas en busca de minerales
o de supuestos tesoros allí escondidos.
Una contribución importante al trabajo de
Ortiz son las notas y observaciones que Alonso nos presenta y que
aclaran o complementan muchos aspectos de los estudios realizados
por lo Dres. René Herrera Fritot y Antonio Núñez
Jiménez.
Sobre lo referente al estudio de las pinturas murales,
estamos de acuerdo con Alonso que es la más importante sección
del documento de Ortiz, ya que en esta realiza una especie de clasificación
tipológica general al caracterizar los dibujos rupestres.
Esta parte del texto está cumplimentada por una selección
de los dibujos. La reproducción que hace Alonso de algunos
de ellos nos pone directamente en contacto con los esquemas y dibujos
del sabio cubano, y quizá una de las láminas más
sugerentes es la que se identifica como la No.15 que el joven Alonso
reconstruye partiendo del manuscrito, y corroborado esto por la
ilustración que de este diseño fue publicado por Ortiz
en su libro de 1943, Las Cuatro Culturas Indias de Cuba.
Creo que otra gran contribución a la historia
de la arqueología cubana y específicamente a las cuevas
del área, es esclarecer que para el sabio siempre estuvo
muy claro el concepto de que los dibujos y las herramientas recuperadas
en Punta del Este podían asignarse al grupo ciboney, criterio
que junto con el arqueólogo Ramón Dacal Moure compartimos
plenamente.
Otro aspecto que ha quedado esclarecido con este
trabajo, es que Ortiz pudo estudiar y ubicar en sus esquemas una
serie de dibujos parietales que posteriormente desaparecieron por
la acción antropogénica y de la ecología del
lugar. Así es que gracias al texto de Ortiz, hoy trabajado
por Alonso, hemos podido ponernos en contacto con algunos de esos
dibujos y que tan sólo, por este hecho, pudieron salvarse
para la posteridad tan valiosos e interesantes diseños.
La amplia bibliografía que apoya el trabajo
de Alonso resulta de gran valor para los investigadores de este
apasionante tema de la arqueología cubana, a la que se suma
la propia bibliografía de Ortiz, siendo la ficha más
importante, el varias veces mencionado informe: Isla de Pinos. Los
descubrimientos arqueológicos; informe manuscrito que, para
dicha de todos, se conserva hoy en los fondos bibliográficos
del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia
de Ciencias de Cuba.
Ciudad de La Habana, junio de 1994.
Dr. Manuel Rivero de la Calle. 
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