ilusiones de realidad. una expo para cualquier edad
y profesión.
Por José Ramón Alonso Lorea.
Coincidiendo con ARCO 2004, la Fundación
Canal exhibe “ILUSIONES DE REALIDAD. Los trucajes cinematográficos
de EMILIO RUIZ”, una exposición que, como reconocen
sus organizadores, “se acerca al mundo del séptimo
arte desde la obra de uno de los expertos en efectos especiales
más reconocidos, y que mejor combina arte y naturaleza”.
Pero yo añadiría lo más importante como fenómeno
expositivo: es una muestra que hace gozar al público más
heterogéneo. Desde el más pequeño de los niños
que corren por la Sala, hasta el mayor de los abuelos. Desde un
experto en efectos especiales hasta el neófito que descubre,
en los trucos cinematográficos de Emilio Ruiz, las maquetas
con que solíamos construir, cuando niños, nuestros
espacios de juegos. “ILUSIONES DE REALIDAD” activa en
el espectador un ejercicio propio de humanos: inventar una realidad
y verla como cierta.
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¿Pero quién es Emilio Ruiz? Según
sus biógrafos, un especialista reconocido internacionalmente,
uno de los maquetistas y truquistas cinematográficos cuya
intensa labor profesional le ha permitido entrar con mayúsculas
en la Historia del Cine. Con dos premios Goya y 14 nominaciones
en la categoría de efectos especiales, con una filmografía
de más de 450 películas y 60 años de profesión.
Nos enteramos que, a diferencia de otros muchos colegas de su profesión,
Emilio Ruiz nunca ha sido partidario de limitar su trabajo al estudio
o plató. Siempre ha insistido en desarrollar su trabajo de
maquetista en espacios abiertos, ya sean rurales o urbanos, buscando
el exacto equilibrio entre lo artificial y lo natural. Prueba de
ello, el decir de la crítica, son “las piscinas artificiales
que inventó para situarlas sobre el nivel del mar, para aprovechar
así el horizonte natural que crea el océano sobre
la maqueta”. Sobre los océanos, ríos, montañas,
desiertos, bosques o ciudades ha sobrepuesto sus maquetas y cristales
pintados hasta lograr esa yuxtaposición entre lo real y lo
inventado, ofreciéndole así al espectador una nueva
realidad vista a través de las pantallas del cine y la televisión.
La exposición, comisariada por Asier Mensuro,
es una muestra interactiva que ha contado con la participación
directa de Emilio Ruiz en el montaje. Allí se exponen paneles
con fotos y textos integrados donde se explica los montajes y efectos
especiales para cine. Entonces se comprende el juego de ilusiones:
interponer, entre la cámara y un decorado natural o artificial,
cristales pintados o maquetas, dando como resultado una nueva imagen,
donde es imposible descubrir lo real y lo simulado. Se exponen pequeñas
maquetas dentro de cajas de cristal que, a modo de instalación,
reproducen la relación antes dicha y que el espectador tiene
el privilegio de observar a través de un visor que funge
como cámara y que, a decir verdad, es el máximo placer
de los niños visitantes.
También se pueden observar pequeñas
piscinas de efectos especiales que incluyen barcas y figuras humanas,
en otra maqueta flota una nave espacial y en otra encontramos un
submarino en las profundidades del océano. Descubrimos así
la magia de Emilio Ruiz al saber relacionar, sabiamente, la construcción
de maquetas, muñecos, cristales y chapas de aluminio pintados
con un estudio concienzudo de la perspectiva, del espacio y de las
proporciones. También se exponen maquetas originales pintadas
por Emilio Ruiz y que fueron utilizadas en secuencias de películas
y spots publicitarios, así como algunos bocetos realizados
por él con diferentes técnicas (acrílico sobre
acetatos, carbón, técnica mixta, bocetos a lápiz
y lápiz sobre fotocopias).
Pero es la instalación El Guerrero Rojo
(recreación de la estatua integrada que aparece en la película
del mismo nombre) la máxima atracción de la muestra.
Hay una cámara instalada en lo alto de la Sala de Exposición,
al fondo de la imagen se colocaron los pies de la estatua gigante
del circo de gladiadores (que coincide casi con el centro de la
Sala) y que alcanza la altura de 1.80 metros. Entre la cámara
y ese decorado se situó el torso sin piernas de la estatua,
de 68 centímetros, que se sostiene en el aire gracias a un
soporte lateral disimulado. Integrándolo todo por perspectiva,
los visitantes de la exposición a través de un monitor
pueden ver cómo atraviesan la Sala pasando por entre las
piernas de la estatua aparentemente colosal. Los niños se
divierten muchísimo con el truco. Y más de un adulto,
con la desinhibición propia de un niño, pasa una y
otra vez hasta la saciedad. Haciendo nuestro lo dicho por un crítico,
los límites entre la ilusión y la realidad se diluyen
otra vez.
Finalmente, la exposición se complementa
con materiales audiovisuales que explican la obra de Emilio Ruiz,
los secretos de su trabajo y la pasión de un hombre por construir
“realidades”.
Esta retrospectiva puede visitarse en la Fundación
Canal (Mateo Inurria 2, Madrid) del 19 de diciembre de 2003 al 22
de febrero de 2004, y de lunes a sábados de 11:00 a 20:00
horas, domingos y festivos de 11:00 a 14:00 horas. La entrada es
libre. 
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