DE ESCUDOS Y MÓDULOS. SOBRE OSCAR AGUIRRE.

Por José Ramón Alonso Lorea.

I

En su primer número de Memoria de la Postguerra (1993), Tania Bruguera publicaba una lista con los nombres de más de 100 artistas cubanos que residían fuera de la isla. Poco después, Gerardo Mosquera, en el número siguiente de la misma publicación (1994), aseguraba que “todo indica que éste éxodo continuará”. Efectivamente, la lista creció exponencialmente con los años, dando fundamento a lo que el crítico definió como la “diáspora de la cultura cubana”, hoy muy difícil de contabilizar.

Pues justo a partir de ese propio año 1994, comenzaba para el artista plástico cubano Oscar Aguirre Comendador su particular éxodo: esa larga y parece que definitiva residencia valenciana. Atrás dejaba -más bien cargaba con ella- su rica experiencia artística cubana, “densa de metáforas, cultura crítica y énfasis conceptual”, elementos todos que definían -en palabras del curador cubano- ese movimiento de renovación artística de los años 80 y 90, dentro del cual Aguirre se formó y trabajó. Terminaba así una etapa de creación cubana, y se iniciaba lo que Aguirre define como su “experiencia ibérica”.

Pero acerquémonos, a grosos modo, a la obra de este creador.

En Cuba fueron los años de formación artística, que discurrieron a lo largo de 14 años de instrucción graduada (1975-1993) (1). Desde la escuela elemental en su natal ciudad Victoria de Las Tunas, hasta el Instituto Superior de Arte en La Habana. Una enseñanza reglada, signada por el dominio técnico, la práctica expositiva y la fundamentación teórica.

Entonces Aguirre, en un inicio, se concentra en el dominio de la técnica escultórica y la instalación, con resultados visuales dentro del campo de la abstracción geométrica. Como ejemplo de ello quedan sus obras realizadas en Danilovgrad, Yugoslavia. Son técnicas y soluciones estético-simbólicas que nunca abandonará. Para luego, en lo teórico, muy influenciado por la obra de Joseph Kosuth -caro a los jóvenes artistas cubanos de entonces-, interesarse por los presupuestos conceptuales del arte, las relaciones de apariencia y concepto, el arte como medio de reflexión social, y otros basamentos teóricos que relacionan arte y vida. Todo ello lo conduce a formar parte del núcleo de artistas fundadores del grupo “La Campana” (Victoria de Las Tunas, 1988), operando como equipo a través de happenings e instalaciones donde se fundía el dibujo, la pintura y la escultura. Labor investigativa, trabajo en conjunto y mixtura técnica que tampoco abandonará y que lo llevó al verdadero entendimiento del arte.

Con su última muestra en La Habana, “Escudos del Tiempo”, en 1994, Aguirre demostró que ya era un artista consolidado. Allí expuso una serie de piezas excepcionales que atrajeron la atención de la crítica y el público. Eran obras que se referían a escudos y fortalezas, templos y conversiones, la fuerza y el tiempo. Estaban ingeniosamente construidas, a modo de pequeñas instalaciones. Colgadas de la pared, las piezas se proyectaban hacia el frente buscando la tridimensionalidad de su condición. Realizadas con muy diversos materiales: madera (prensada, ensamblada o rústica), láminas de metal, cerámica blanca y roja y pintura acrílica. Era la maduración de un discurso visual que hacía dialogar la mixtura de técnicas y materiales, la abstracción y la figuración, lo evidente con lo inextricable.

 

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a- Conversión, Cuba, 1992, técnica mixta (madera procesada, rústica y cerámica blanca y roja), 0.38 m. x 0.50 m. x  0.10 m. Colección del artista. b- Escudo evangelizado, Cuba, 1992, técnica mixta (ensamblaje en madera, metal y cerámica), 0.34 m x. 0.50 m. x 0.10 m. Colección particular, Cuba. c- El templo del kamikaze, Cuba, 1993, técnica mixta (madera ensamblada y cerámica blanca), 0.38 m. x 0.50 m. x 0.10 m. Colección del artista. d- La Fortaleza, Cuba, 1990, técnica mixta (madera, metal y pintura acrílica), 0.30 m. x 0.50 m. x 0.10 m. Colección particular, Cuba.

 

II

Ya en Valencia, Aguirre encontró un campo abonado para el lenguaje críptico de la abstracción. Es una estética visual muy anclada en estos predios. Todavía trabajaban miembros del Grupo Parpalló, y muchos eran los jóvenes que heredaban ese arte abstracto que se apoya en las tradiciones de las vanguardias constructivas, un arte que experimenta con la materia, juega a romper la naturaleza bidimensional de la pintura, y donde aparece cierta pulsión figurativa. Elementos todos que, de alguna manera, ya formaban parte de las instalaciones que Aguirre había desarrollado en la isla.

De modo que las cualidades formales les eran familiares, pero debía el artista cubano hallar las razones que le ayudaran a estructurar su nuevo discurso artístico, en términos conceptuales. Le había cambiado la geopolítica y ya los “códigos históricos, sociales y políticos”, que el estudio de Meira Marrero había encontrado en su obra cubana, no eran “comunes al artista y al receptor” (2). El arte de Aguirre necesitaba un nuevo asidero.

Si hacemos un repaso por su obra valenciana, pudiéramos comprender algunas claves de su pensamiento artístico y desvelar la compleja trama de sus propuestas. Las primeras obras realizadas (1996-1998) -por ej. “Diálogo interior”, “El grito” o “El perro rabioso”- parecen seguir cierta estética visual de la etapa cubana, pero con la reminiscencia que ofrece la nostalgia. No es por azar que estas obras las realice en colaboración con el pintor cubano Manuel Martínez Ojea, antiguo compañero de los tiempos de “La Campana”. Son pequeñas instalaciones que, a modo de relieves escultóricos sobre superficies convencionalmente planas, y valiéndose de la técnica mixta (relieve en madera, ensamblaje y pintura al óleo), intentan provocar una experiencia emocional y conceptual. Aquí repite algunos de sus iconos traídos de La Habana -almena, torre, castillo...-, estableciendo esas complejas relaciones asociativas del signo.

 

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a- Diálogo interior (sobre una idea de 1995, realizada con el pintor Manuel Martínez Ojea), Valencia, 1996, técnica mixta (relieve en madera, ensamblaje y pintura al óleo sobre madera), 0.40 m. x 0.51 m. x 0.95 m. Colección particular. Valencia. b- El grito (realizada con el pintor Manuel Martínez Ojea), Valencia, 1998, técnica mixta (relieve en madera, óleo sobre madera), 0.52 m. x 0.63 m. Colección de los artistas. c- El perro rabioso (realizada con el pintor Manuel Martínez Ojea), Valencia, 1998, técnica mixta (óleo sobre lienzo y madera, relieves en madera ensamblados sobre el lienzo), 1 m. x 0.50 x 0.09 m. Colección de los artistas.

 

Por esta época realiza “La cima de la verdad” (1997, madera y metal, acrílico y grafito sobre lienzo), una obra clave,de transición si se quiere, en tanto sugiere el nuevo camino estético que tomará Aguirre. Tras un recinto amurallado vemos “la cima”, y dentro de ella el Módulo (que todavía no se nombra). El “módulo” se convertirá en una persistente presencia visual. Por los títulos de las obras posteriores, veremos que el “módulo” nacerá, danzará, se irá de viaje y regresará de las vacaciones de verano. No sabemos si es hombre o mujer, pero parece tener vida propia. Es un símbolo visual de apariencia abstracta y de sugerida proyección autobiográfica. Aparecerá en proyectos de escultura monumental y se pintará en las más disímiles combinaciones de espacio y color, y se fabricará en piedra, madera o metal. Puede engendrarse en o desde el soporte, o aplicarse sobre él a modo de collage. Como Dios, estará en todas partes.

 

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a- La cima de la verdad, Valencia, 1997, técnica mixta (madera y metal sobre lienzo, acrílico y grafito), 0.81 m. x 1 m. x 0.07 m. Colección particular, Villafamés, Castellón, España. b- El módulo danzante V, 2004, técnica mixta (acrílico sobre lienzo y módulos de  madera sobre lienzo), 1.20 m x 0.30 m (0.40 m x 0.30 m c/u en sentido horizontal). Colección particular, Valencia. España. c- Proyecto para una nueva iglesia (instalación en torre renacentista), Castillo de Denia, Alicante, 2007, técnica mixta (madera, metacrilato y piedras), 5 m. x 5 m. x 1.20 m. Colección del artista. d- El nuevo nacimiento, Fines, Almería, España, 1999, técnica mixta (talla en mármol de Macael), 1.50 m. x 1.50 m. x 1.20 m. Colección Consorcio-Escuela del mármol de Fines, Almería, España.

 

Definitivamente, entre figuración y abstracción -mixtura de ambas-, su obra última se ha colmado de cierta ambivalencia en la representación: el “módulo” -que a veces nos recuerda al signo caligráfico por antonomasia, ininteligible y mutable- parece antropomorfizarse no en la expresión plástica de su arte, pero sí en la mente de su creador. Somos incapaces de interpretar el mensaje del módulo, pero podemos apreciarlo desde una óptica puramente estética. En todo esto tiene que ver el interés de Aguirre por “los estudios del espacio, el tiempo y sus interrelaciones” (3). Y quizás, quién sabe, con cierto misticismo que aflora en el creador.

La obra de Aguirre se puede estudiar e interpretar desde los siguientes presupuestos: discurre dentro de las corrientes del conceptualismo y el constructivismo del arte contemporáneo; tiene un acercamiento experimental al propio “hacer físico” del objeto arte, explotando al máximo las posibilidades plásticas y expresivas; recurre al uso de la superposición de técnicas y materiales, con lo cual acrecienta el aspecto emotivo; se caracteriza por el uso de lo que se presta a dos interpretaciones opuestas: abstracción versus figuración -desde el uso del módulo constructivo, hasta la representación de los objetos del entorno, incluyendo la figura humana.

Han sido muchos los experimentos prácticos que el artista ha desarrollado durante estos años valencianos, resultados de constantes procesos de investigación e innovación; desde la escultura, hasta el dibujo y la pintura, pasando por la instalación. Se descubre, no obstante, que en toda su trayectoria artística, tanto cubana como española, hay un conjunto de elementos simbólicos reconocibles -además de lo matérico de sus texturas y volúmenes, incluyendo los soportes y los añadidos- que ofrecen coherencia y estilo. (4)

Notas

1-Entre 1984 y 1987 se desempeña como profesor de arte.

2-Meira Marrero Díaz (1994). "Los escudos del tiempo". Catálogo de la exposición Los escudos del tiempo de Oscar Aguirre Comendador. Galería Museo de la Educación, La Habana, Cuba, 1994.

3-Oscar Aguirre, Proyecto para la construcción de la nueva iglesia. Castillo de Denia, 2007. Valencia, Junio de 2007.

4-La versión original de este texto apareció publicada en febrero de 2011 en: http://cdecuba.org/reportajes/de-escudos-y-modulos-sobre-oscar-aguirre/

 

Madrid, enero de 2011. arriba

 

 
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© Marlene García 2003 para José Ramón Alonso